domingo, 2 de junio de 2024

MEMORIAS DE UN TAXISTA


              Fermín un taxista con mucha experiencia en su trabajo, había visto de todo en el asiento trasero de su vehículo.

              Era un hombre de 45 años, alto, pelo moreno ondulado, ojos castaños, ni gordo ni delgado, bien para su edad.

              Una de sus pardas favoritas era ir al aeropuerto de Barajas, en la actualidad Adolfo Suarez, donde las carreras eran más sustanciosas que en la ciudad y las propinas también solían ser jugosas ya que, debía cargar con el equipaje de los pasajeros y en la mayoría de las ocasiones era bastante incomodo y pesado, pero, era su trabajo y realmente lo hacía con gusto.

              Como ya he comentado antes, en su auto había visto de todo, desde discusiones entre parejas, besos, toqueteos. Lo de aquel día nunca se le había presentado, jamás se le hubiese pasado por la mente que podría suceder. Recogió a una pasajera americana, cargada de maletas, baúles y cantidad de enseres, que no se correspondían con una viajera de poca estancia en Madrid.

              Una vez que Fermín había cargado todo en su coche, con gran esfuerzo pues no cabía todo en el maletero y tuvo que acoplar cosas dentro del habitáculo, le preguntó amablemente a la pasajera a donde quería que la llevase. Ella se explicaba bastante bien en español y le dijo que al Hotel Emperador en la Gran Vía.

              Fermín comenzó su marcha y se dirigió hacia donde le había indicado la pasajera. Cosa extraña pensó él, esta se colocó en el centro del asiento trasero del vehículo y de pronto se dio cuenta de que se había subido la falda y había abierto las piernas de tal forma que, Fermín a través del espejo retrovisor pudo observar que no llevaba ropa interior. Éste comenzó a ponerse nervioso y a pensar que le sucedería.

              Cuando llegaron al destino, tuvo que meterse en el parquin del hotel pues en esa zona no se podía parar y menos a descargar todo lo que aquella mujer había traído desde su procedencia. Allí mismo, le pagó y dándole 100€ de propina le hizo acompañarla hasta la habitación para ayudarle con el equipaje.

              Fermín se temía lo peor, aquella mujer venía dispuesta a cepillárselo allí mismo. Una vez en la entrada de la habitación y con los enseres ya dentro, tiró del brazo de Fermín y sin ningún pudor, comenzó a besarlo al tiempo que se desnudaba del todo. También lo ayudó a él a desnudarse y le hizo el amor varias veces. El hombre no daba crédito a lo que le estaba sucediendo, aquella mujer era una bestia del sexo, nunca había visto tanta fogosidad, debía venir en el avión pensando en cómo y con quién lo haría, de ahí dedujo que ya al montarse en el taxi no llevase las bragas puestas.

 

 

                                          PILAR MORENO 2 mayo 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario