viernes, 7 de agosto de 2015

DIAS DE SOFOCO

Un verano ardiente, sofocante, de un calor insufrible, hace que no tenga ganas de trabajar. Estoy todo el día tirada cual perrillo a la sombra y dando vueltas a ver si el próximo lugar en el que tumbarme está más fresco. He de decir que el calor me abate, por la noche revivo, eso me ha pasado toda la vida, pero con el agravante de que ahora me voy haciendo mayor y aunque refresque por la noche ya no tengo ni los ánimos ni el arranque que hace años. Nadie crea que soy una anciana, pero a mis 65 años tengo muchas dolencias de espalda, mucha artrosis y dicho sea de paso se me han ido las ganas de meterme en laberintos como en mi juventud, que me podían dar las tres o cuatro de la madrugada, haciendo tareas caseras que por el día no había sido capaz de acometer. Este año, creo que se me están marchitando las neuronas con estos calores, no las noto esponjosas como habitualmente. Las ideas no fluyen en mi testa, por eso he de esforzarme por sacar a flote cualquier trabajo, cualquier escrito. No es bueno dejarse vencer por la abulia, ni para el cuerpo ni para la mente. Es por eso que los días que tengo en casa a mis pequeños nietos, trato de jugar con ellos, contarles historias, ponerme un poco a su altura para mantenerme despierta, aunque cuando marchen por la noche no pueda hacer nada más que tomar un calmante para los dolores, un buen vaso de leche y marchar todo lo más aprisa que pueda a la cama a descansar, es decir a reponer fuerzas para la tarea del siguiente día, que es una bendición del cielo poder volver a repetir las mismas acciones del día anterior. Tengo muchas ganas de que comience el otoño, quiere decir que me incorporo a las clases cotidianas, a reunirme con las amigas y pasarlo lo mejor posible y además aprender cosas nuevas cada día. Ese tiempo tiene otros inconvenientes, a uno de los nietos solo lo veo cada quince días y a los otros tres, que viven fuera de España, tengo que esperar nueve meses para volver a verlos. Eso me entristece pero la vida hay que tomarla tal y como se nos presenta, no podemos elegir, sobre todo si es por el bien de nuestros hijos y nietos. PILAR MORENO 8 agosto 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario