PREPARANDO LAS VACACIONES
Estamos llegando al final del mes
de mayo, como todos los años ya estamos pensando en lo largo que se ha hecho el
curso estudiantil y para los trabajadores, la llegada del calor hace que se
piense en la jornada intensiva la cual no todo el mundo puede acceder a ella.
Para muchos padres la
finalización del colegio supone grandes quebraderos de cabeza. Si trabaja el
matrimonio, la cosa es muy complicada pues o bien tienen que sacrificar a los
abuelos para que se queden con los chavales hasta que ellos puedan coger sus
vacaciones o si no hay abuelos de por medio, han de buscar campamentos o
actividades en las que poder tener entretenidos a sus hijos hasta que ellos
obtengan sus permisos para poder salir a la playa, o cualquier lugar donde
puedan ir todos juntos y disfrutar de sus hijos durante unas largas jornadas
que, para algunos son insoportables y están deseando volver al descanso de su
trabajo.
En esta época, los pueblos han
vuelto a verse llenos de niños, cuando desde hacía años, solo se veían abuelos
sentados al sol departiendo con sus vecinos y contándose la soledad que les
agobiaba durante el invierno, pero, que, a partir de mediados de junio, lo que
les abrumaba era el tener que cuidar a los nietos que, eran buenísimos según
decían los padres pero que cuando allí arribaban, eran como potros desbocados.
Hay que tener en cuenta que, en esos lugares, las calles no son como en la
capital que no dejan de pasar coches; allí pueden pasar el día en la calle sin
peligro alguno.
En los pueblos que todavía tienen
animales bien para el trabajo o para la distracción de los dueños y servirles
de alimento como el cerdo para criarlo hasta llegar a la matanza, los chicos lo
pasan en grande. Les encanta entrar al corral y ver los huevos que han puesto
las gallinas, cogerlos para llevárselos a la abuela y por el camino romper
alguno lo más seguro. En la cuadra entrar a tirar del rabo a las pobre vacas y
ver como el abuelo las ordeña. También les encanta dar con una vara al cochino,
por más que les diga el abuelo que, al darle golpes con la vara se le queda
marcado en la carne y luego el jamón no está bueno. A ser posible, intentar
subirse al burro y si no se deja espantarlo. En fin, cosas de niños.
Los pobres abuelos, cuando llega el
día en que los padres van a recogerles, suspiran aliviados y mintiendo como
bellacos al decirles lo buenos que han sido y lo bien que se han portado y si
alguna trastada han de resaltar siempre echaran la culpa a los nietos de los
vecinos que son como diablos.
Hijos no os preocupéis que para
nosotros es una alegría haber podido disfrutar de ellos este tiempo, nosotros
aquí casi no tenemos nada que hacer y vosotros necesitáis que se os ayude.
Ahora de vacaciones todos y al regreso ya cada uno a sus obligaciones, los
niños al colegio y vosotros al trabajo, es lo que toca y nosotros a esperar el
verano próximo que ya será, más mayores y se entretendrán algo más.
Por otro lado, hay muchas
personas que ya están planeando sus vacaciones estivales. ¿dónde irán este año?
Tiene que ser un lugar en el que nunca hayan estado. Si es con niños, todo es
más complicado, tiene que ser a la playa o a la montaña en donde puedan estar
todo el día a remojo o haciendo la cabra y pensando en que de descansar nada de
nada. Todo el día pidiendo cosas, que si los helados, que si los caballitos,
que si las chuches; en el restaurante no parando quietos, ¡que comidas y que
cenas Dios bendito¡ ¡Con lo bien que estaríamos solos!
Los que no tienen niños y viajan
solos o con amigos, lo piensan con mucho tiempo ¿dónde irán este año? Ha de ser
un sitio que no conozcan, que haya ambiente, naturaleza. ¿Por qué no un
crucero? Y por donde sería, quizás por el Caribe, bueno habrá que irlo pensando
y en el dineral que nos puede costar. Tampoco estaría mal centro Europa quizás
para el próximo año.
Llevo sin salir de vacaciones
desde antes de la pandemia, es decir poco antes pues estuve con una amiga en
Benalmádena y tuvimos la feliz ocurrencia de pasar a visitar Tánger, nos gustó
lo que vimos dentro de la suciedad que había, las estrecheces de sus calles y
no poder despistarte del guía por lo que pudiese pasar. Gracias a Dios volvimos
sanas y salvas, pero, en el ferry que nos cruzó el estrecho, había cientos de
chinos con grandísimos baúles y maletas. Nunca vi tanto chino junto. A la
semana de regresar a casa estalló la pandemia y yo pensé que si tanto chino
estaría huyendo del Covid-19 maldito que a tantas personas se llevo por
delante. Doy gracias a Dios por haberme librado de ese mal.
Este año yo lo he pensado y
repensado, he decidido alejarme un poco de España y disfrutar de las maravillas
de Noruega, me voy a los Fiordos, creo que es una oportunidad y que dada mi
edad y los pocos meses que se puede visitar esa zona hay que aprovecharlo. Creo
y según me ha dicho todo el que lo ha visitado que es una maravilla, por eso
tengo gran ilusión en que llegue la fecha del viaje.
PILAR
MORENO 22 mayo 2022