domingo, 27 de diciembre de 2020

EL DÍA HA LLEGADO

 Asomando estás verano

el calor ya te anuncia

los días se alargan

las noches se acortan

las plantas piden arreglo

es el momento idóneo

me lanzo a paliar tus deseos

de largo te visto

engalano tus tiestos

cual novia en día de boda

la variedad es inmensa

orgullosa me siento del colorido

trabajo entretenido, satisfactorio

la vanidad acude a mi mente

me recreo en vuestra belleza

debo esmerarme en el cuidado

habéis sido mi compañía

hemos hablado a diario

en lo que ha durado el confinamiento

habéis conseguido desbancar

otras terrazas hermanas

una belleza inigualable os avala.

 

PILAR MORENO 29 mayo 2020

EL AÑO QUE PARÓ EL TIEMPO

 


 

Maldito seas dos mil veinte

paraste nuestro tiempo un once de marzo,

como pensar las ideas que en tus entrañas

escondías, un virus de destrucción,

de empleos, negocios,

lo peor de todo, cuantas vidas humanas

segaste cual guadaña se tratase

gente inocente, abuelos padres e hijos

familias enteras destrozadas por tu culpa

¿qué mal cometieron?

Eres invisible, acechas por cualquier esquina

de donde saliste con tan malas intenciones

te has llevado a la gente más vulnerable,

los que han podido salvar la vida

les has dejado marcados para el resto

no serán los mismos humanos

sus dolencias y secuelas

harán de sus vidas un infierno

si era eso lo que pretendías

bien lo has logrado

de donde tanta maldad ha salido

te llaman pandemia, antes eras la peste

todos huían de ti y ahora es igual

no das señales de donde andas

pero cuando te manifiestas

es muy tarde para muchos,

tu sucesor ha de ser mejor que tú

la ansiada vacuna, llegarán en breve,

hará de protección

pero no todos lograran salir adelante

todo es nuevo y desconocido,

es un ensayo que sin urgencia

debería haber tardado años en lograrse

pero… las circunstancias y tu maldad

han obligado a comenzar a utilizarla,

confío en Dios y en la ciencia

para poder seguir adelante.

 

PILAR MORENO 13 diciembre 2020

miércoles, 8 de julio de 2020

CONVERSACIONES ANTE UN CAFÉ




En la pequeña plaza del pueblo, en el café central, ese tan coqueto que tanto les gustaba, habían quedado como siempre, hacía tiempo que no estaban juntas, que no se veían por circunstancias y aunque sabían las unas de las otras y se comunicaban a través de wasaps, les apetecía mucho pasar un rato contándose sus cuitas como siempre hacían.
       Después de los saludos sin besos, ya que debido a la pandemia eso estaba prohibido; pidieron al camarero lo que a esa hora les apetecía tomar. Manuela como de costumbre se pidió un vino blanco de rueda, Lola y Teresa una tónica, no le gustaba a ninguna el alcohol y Lola apostilló a un comentario de Manuela “No me quedaba a mí más que tomarme un vino, con lo que en casa he dejado”.
       Manuela le preguntó discretamente a Lola,
       ¿Tu marido no está mejor?
       Como va a estar mejor, al contrario, cada vez está peor, hay veces que ya no nos conoce, tengo un niño en casa de noventa kilos al que hay que hacerlo de todo, bañarlo, vestirlo ir detrás de él a todos los sitios pues en cualquier momento te la lía si no lo acompañas hasta el baño. ¿Qué pena! Tantos años juntos y ahora pedir a Dios que se acuerde de él cuanto antes. Esto no es vida y yo ya tengo ochenta años, que no puedo con mi cuerpo y encima tengo que cargar con el de él. Gracias a la chica que tengo, pero aun así todo el peso es mío.
       Manuela pensativa dice: pues yo ahora me voy a meter de obra, con las pocas ganas que tengo, pero no me queda más remedio. Ha llegado el momento de sustituir las bañeras por platos de ducha; el mío tampoco está para meterse ya en el baño pues las piernas le fallan mucho y se cae cada dos por tres, son muchos los años que vamos teniendo y no nos queda más remedio que poner los remedios y las comodidades a nuestro alcance para poder seguir estando en nuestra casa. Yo también tengo ya setenta y cuatro años y se notan un montón, y con lo grande que es la casa y no tengo ayuda ninguna desde que la chica que tenía se jubiló.
       Teresa que hasta el momento se había limitado a escuchar les dice, por todo eso ya pasé yo, pero ahora ya no tengo problemas nada más que los míos.
       Lola le dice, es que tu tuviste mucha suerte, que dentro de lo que pasaste, el final fue rápido y no te dio mucha guerra.
       Cierto es, dice Teresa, pero los cinco días últimos que estuvo en casa, igual que tú solo que lo tenía que asear y todo en la cama pues no se tenía en pie y los cinco días restantes fueron en el hospital, pero terminó pronto para su bien y el mío. Fue mucho sufrimiento el estar esperando que de un momento a otro se iba, pero guerra física solo fueron esos días.
       Claro, dice Lola, ya te dio bastante guerra durante todo el matrimonio y sobre todo cuando erais jóvenes. Bastante paciencia tuviste a lo largo de tu vida, con lo joven que eras.
       Manuela dice yo no me quejo, ahora debido a la enfermedad es cuando está de peor humor y maniático, pero que le vamos a hacer, es lo que hay y ya no se puede remediar, solo llevarlo con la mayor dignidad posible y ayudarle hasta el final.
       Si dignidad tuve yo mucha dice Teresa, pero se fue en el peor momento, cuando mejor nos llevábamos, Cuando ya yo había adicciones, cuando mejor se portaba conmigo, es por eso por lo que ahora es cuando lo hecho de menos, pues cuando éramos jóvenes y viajaba tanto, en muchas ocasiones pensé en que si no volviese sería un alivio. Me quedaría con mis hijos, buena pensión y un buen seguro. Luego cuando lo veía volver, pensaba que era una burra y que sus hijos no se merecían quedarse sin padre ya que para ellos era un excelente padre.
       Lola tu tuviste un matrimonio feliz, fue un buen hombre, de un carácter afable, muy familiar, no te privó de nada y encima tenía tierras ¿Qué más podías pedir?
       Manuela no se quejaba de nada, siempre había tenido a su esposo subido en un pedestal y ella tan enamorada seguía de él que era incapaz de ver los defectos que desde fuera se le veían.
       Fue una conversación interesante y de vivencias reales, más de pronto Teresa dijo:
       ¿Bueno a que hemos venido a contar penas, me niego a seguir con este tema? Chicas lo que nos quede por vivir, vivámoslo en paz y armonía, con alegría y teniendo siempre en cuenta que cada día nos queda menos, aunque yo soy la más joven, la vida no es eterna y pienso vivirla lo mejor que pueda el tiempo que pueda. Dentro de todo lo que a lo largo de lo vivido he pasado, creo que he sabido darme buenos ratos a mi manera y ciertos caprichos, lo que pienso seguir haciendo, dentro de lo que pueda. Ahora que él no está no tengo que dar cuentas a nadie como dice uno de mis hijos y así es, pues realmente ellos no me las piden y tampoco tengo porque dárselas puesto que en realidad ellos, salvo que sea una cosa grave pasan totalmente de mí, tienen sus vidas y como todos los hijos las viven con sus familias y he llegado a la conclusión de que la mayoría de las veces tú, estorbas.
       Antes de despedirnos, brindemos por nosotras que en realidad hemos sido el sostén de la familia y algún día en su fuero interno analizarán lo que hemos hecho y lo valorarán.

              PILAR MORENO 8 julio 2020


      
      

martes, 7 de julio de 2020

NOSTALGIA




Nostalgia por la juventud perdida
de ese primer amor, apasionado, loco,
por los años, amor prohibido
la inocencia abandonada
aprendiendo a besar
a saber todo lo ignorado
a vivir lo que solo se saborea en esa juventud.
Nostalgia por esas noches en vela
soñando con esa persona ideal
a la que entregas cuerpo y alma
deseando vivir con él y para él
no separarte de él ni de noche ni de día.
Nostalgia, nostalgia, nostalgia,
de tantas cosas anheladas
de la hilaridad producida por los mayores
reprochándote los errores que ibas a cometer,
nada comprendían, ellos nunca fueron jóvenes?
nunca sintieron nostalgia con los años?
con el paso de los años siento más nostalgia
aquellos años que se marcharon
que tan hermosos fueron
risas, alegrías, ilusiones, nunca más vividas
las nostalgias de ahora, que distintas son
se añoran los seres queridos
que de nuestro lado han partido
padres, hermanos, esposos, amigos,
la vida va perdiendo sentido
y aunque sigamos vivos
ya no somos los mismos.

              PILAR MORENO 7 julio 2020


miércoles, 1 de julio de 2020

DON RAMON Y SUS MALES




     En aquel pueblo de poca población, tampoco había demasiado comercio. Si el suficiente para que los paisanos no tuviesen que desplazarse a la capital; que, aunque no estaba excesivamente lejos, para muchos de ya avanzada edad suponía un gran trastorno.
       En algunas poblaciones lo llamaban colmado al almacén que D. Ramón poseía. Era una tienda en donde por secciones se podía encontrar de todo. Una se dedicaba a las ropas de cama, mesa, cortinas, visillos, toallas, a todo lo que se pudiese necesitar para montar un hogar. En otra sección había toda clase de menaje, es decir cacerolas, loza, vasos, cubiertos. También en otro apartado tenía cosas de ferretería y ya por último había un apartado de comestibles. Realmente era un negocio muy próspero.
       D. Ramón un día comenzó a sentirse mal, no sabía que le podía suceder y decidió antes de nada hacer la encomienda a su hijo Ramoncín, que era el que lo ayudaba en el comercio de encargarse de todo pues el se iba a ir a la capital al hospital, el médico del pueblo no daba con la dolencia que tenía y le había propuesto ir a urgencias a que lo explorasen como debía de ser. Ya no era un niño y podía presentarse alguna cosa grave inesperada.
       Tan mal se sentía que hubo de ir una ambulancia a recogerlo pues no era capaz de conducir, no se sentía con fuerzas.
       Al llegar al hospital, lo hicieron rápidamente un triaje para identificar y priorizar la asistencia de su dolencia y así poder determinar el tratamiento más adecuado. Lo dejaron ingresado y así durante unos días podían seguir la evolución del mal que lo aquejaba.
       D. Ramón se resistía a su ingreso pues miraba siempre por los intereses del negocio y pensaba que su hijo al encontrarse solo le costaría mucho trabajo atender a todas las áreas del comercio. Pero por más que se resistía, no lo dejaron salir hasta asegurarse de que lo podría hacer sin problemas.
       Los médicos encontraron a D. Ramón muy cansado, tenía avanzada edad y muy trabajado, pero lo peor de todo es que le encontraron un cáncer de colon que debía ser operado con apremio y después hacer un tratamiento de quimioterapia, nadie de la familia ni de sus paisanos lo hubiese pensado pues parecía derrochar salud por los cuatro costados.
       La intervención se produjo rápidamente y la recuperación fue muy buena, con arreglo a la fortaleza que el buen hombre poseía. A continuación, comenzaron las sesiones de quimioterapia, las cuales superó con éxito.
Cuando le dieron el alta definitiva, volvió a su casa, más delgado eso sí, pero con los arrestos de siempre y pasando revista a todo lo que le había encomendado a su hijo. Vio que todo estaba en orden y se dijo para sus adentros, “Ramón puedes morir tranquilo, el chico sabe como manejarse”.
Siguió despacio atendiendo a su negocio, aunque eso sí ya le había dado a Ramoncín su beneplácito para que el se encargase de todo lo que se había encargado él hasta ese momento. Se limitaba a atender a los más conocidos y si eran cosas de poco peso y sencillas.
D. Ramón vigiló su negocio hasta que su hora llegó a los ciento dos años.

        PILAR MORENO  1 JULIO 2020

RECUERDOS CON LA LUNA




Luna clara de blancura sin igual
a mi mente acuden recuerdos
de noches bajo tu luz, amor incierto
juventud que comenzaba a soñar
donde mis labios por primera vez
aprendieron a besar
charlas, risas, ilusiones,
terminaron sin final
amor frustrado desilusión fatal
enorme cobardía mató aquel amor
el primer amor de juventud
aquel que jamás se ha de olvidar.
Al tiempo otro amor llegó
el verdadero quizás
por despecho aceptado y nada más
con el tiempo y con los años
comprendí que era amor de verdad
el que acompaña hasta la tumba
sin pedirte nada más.

PILAR MORENO 1 julio 2020

domingo, 14 de junio de 2020

TODO SIGUE IGUAL


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Estaban acostumbrados a hacer las cosas con alacridad. Eran una familia de lo más normal. Los padres trabajaban, los hijos, de varias edades, unos iban a la universidad y otros a colegios. Nadie estaba ocioso en esa casa. Cada uno tenía sus obligaciones dentro y fuera del hogar. Asumían diversas tareas antes de salir a cumplir con sus obligaciones. Debían dejar sus habitaciones recogidas. Cada uno retirar y meter en el lavaplatos lo que hubiesen ensuciado para el desayuno, y a continuación, salir a desempeñar cada uno sus deberes.
De regreso al hogar, como había horarios diferentes, tenían asignados los trabajos a realizar para que, al llegar los padres de sus respectivas ocupaciones, estuviese todo dispuesto para comer en familia y después continuar cada uno con sus cometidos. Los mayores estudiaban y si alguno de los pequeños necesitaba ayuda en sus tareas, según la materia que fuese, uno u otro les echaban una mano y les explicaban las cosas no comprendidas. Eran un ejemplo a seguir.
Un día, allá por el mes de marzo y sin saber cómo, se desplegó una pandemia. Cortó todos los propósitos, no solo en su país, también en el resto del mundo. Muertes de personas en dos o tres días, hospitales sin medicinas adecuadas, sin respiradores, sin mascarillas. Los contagios eran masivos. Las personas mayores no debían salir a la calle. Eran las más vulnerables. Más de dos meses en un confinamiento total. Aquello se había convertido en una badomía sin precedentes; nadie sabía cómo actuar. Entonces inventaron la "desescalada". Otros dos meses con horarios para poder salir a la calle. Niños, jóvenes, deportistas…poco a poco volver a la normalidad.

La familia mantuvo las normas establecidas hasta el fin del confinamiento. Supieron adaptarse a lo prescrito por las autoridades. Seguían haciendo las cosas con la misma alegría y diligencia de siempre. Una familia unida y respetuosa que lograba que todo marchase como siempre. En aquella casa no se notó en ningún momento que afuera la vida se hubiese parado.
PILAR MORENO 13 junio 2020 

sábado, 13 de junio de 2020

¿OTRA OPORTUNIDAD?




Marcelina estaba deseosa de que llegase el verano. Volvería a proponer a sus hijos que la dejasen pasar unos días de vacaciones a solas con sus nietos. El pasado año había sido divertido y rejuvenecedor para ella. Pensaba repetir la experiencia. Los niños iban creciendo y ya le darían menos guerra. Se portaban extraordinariamente bien lejos de sus padres que, en realidad, es cuando los niños mejor se portan. Para ella era un festejo poder disfrutar de su compañía. Iba preparando el momento de pedirle a su amiga que volviera a prestarle el apartamento, como el año anterior. No podía pagarle demasiado, era una pensionista sin demasiados posibles, pero estaba segura de que su amiga lo entendía y por una módica cantidad pasarían esos quince días de diversiones.
Ya estaba casi todo arreglado, solo faltaba el consentimiento de sus hijos. Los niños lo habían pasado muy bien con la abuela, por lo que suponía, casi con toda seguridad, que le concederían ese deseo. Al tiempo les serviría a ellos para “librarse” de sus hijos y disfrutar de la soledad que en todo matrimonio viene bien.
Repentinamente, en el mes de marzo, cuando Marcelina casi lo tenía todo previsto, se declara una pandemia. ¿Quién sabía lo que era aquel bicho? Se comenzó a saber que la gente se moría sin remedio. A los niños parecía no afectarles. Sin embargo, a los mayores, la parca, se los llevaba en dos o tres días. Sin tiempo a recuperaciones.
Y ahora ¿Qué? Qué vacaciones podía proponer a sus hijos para escapar con sus chiquillos como ella decía. Se habían cerrado las fronteras. Ni siquiera se podía viajar entre provincias del mismo país. No se podía salir de casa sin mascarillas. Se impusieron horarios desconociéndose el tiempo que aquello, que nadie sabía bien qué era, podría durar. La pena se adueñó de Marcelina. Lloraba sin consuelo. No dejaba de pensar si volvería a ver a sus nietos. Las noticias hablaban del peligro en las personas mayores y de alto riesgo. Ella era una de esas personas.
Los deseos y el desánimo se mezclaban entre sus pensamientos, en los que siempre tenía a José. Aún con el dolor y el pensamiento triste por lo que estaba ocurriendo, recordaba como los niños, el pasado verano, le patalearon y amenazaron con el palo de la sombrilla si se acercaba a su abuela, sin comprender, en un principio, que solo quería ayudarla, pues ella había tomado una copa y le había sentado mal. Qué momentos tan bonitos habían vivido juntos. José ya no estaría nunca más. En el invierno había tomado un viaje sin retorno.
No había perspectivas de que aquello que había sobrevenido tan de repente pudiese terminar. Era ya mediado el mes de junio y todo seguía igual. Los restaurantes apenas servían comidas. Las playas limitadas y guardando unas distancias de seguridad muy extremas. Más y más normas. Marcelina comprendió que era inútil pedir a sus hijos un esfuerzo para que le dejasen viajar con los niños.
Era imposible. Ella misma no se atrevía ni a salir de casa. Tenía miedo. Llevaba más de tres meses sin ver a los niños y no podía arriesgarse a llevarlos de vacaciones en esas condiciones, sería un error imperdonable. La oportunidad de gozar de sus nietos en unas vacaciones a solas con ellos había quedado trancada por aquel bicho. Desconsolada se preguntaba: - ¿Tendré otra oportunidad?
                           PILAR MORENO 10 junio 2020



domingo, 7 de junio de 2020

EL DESENLACE


Acostumbrada a luchar con aquella maldita enfermedad, pasaban días y días y no quería reconocer la realidad. La gravedad la sabía desde el primer minuto. Había momentos en los que le veía apagarse como la llama de una vela. Otros, en cambio, resurgía como el Ave Fénix. Esto duró casi cuatro años. Una situación insoportable a la que se había acostumbrado y llevaba con esfuerzo y valentía. Solo quería que siguiese subsistiendo.

Pero llegó el día. El tan temido óbito se produjo. No lo quería creer. Sin soltarle la mano y sin dejar de besarlo sintió aquel cuerpo ya como solo un cuerpo, frío, inerte. Un cuerpo en el que se había alojado su querido esposo. ¡Qué sensación tan amarga! Las lágrimas que recorrían su semblante mojaban el rostro de su amado que ya no reaccionaba con ellas. Así permaneció el escaso tiempo que le permitieron. Dos camilleros aparecieron en silencio. Tan solo un gesto para indicarle que debía abandonar la habitación. Era el momento de trasladarle a la morgue.

Aún con las húmedas lágrimas en la cara y el frio en su piel tenía que decidir y tramitar el último adiós. Siguió sus deseos. Le aterraba pensar que se iría consumiendo lentamente para ser alimento de gusanos. Siempre expresó su deseo de ser incinerado. Como sus padres. Ella cumplió sus deseos y las cenizas, que de aquel cuerpo quedaron, no fueron recogidas. Aquello eran solo cenizas y nada más.

Acudió al acto con el alma rota, pero no fue capaz de ponerse de luto. A él no le gustaba verla vestida de negro. Se lo repetía constantemente. Sigue con tu vida -le decía- con tu alegría. Pero eso era imposible. Se vistió de valentía e hizo todo lo que estaba en su mano para complacerlo… aunque él ya no estuviese.

Un adiós y volver a la normalidad. ¡Qué difícil! Muy difícil. Cada noche sentía como su vida se iba apagado. Los días y las horas se le iban escurriendo entre los dedos. Después llegaba el día y había que hacer por vivir. Por seguir adelante. No podía ni debía pararse en el tiempo. Tengo unos hijos y unos nietos que son mi vida, - se decía cada mañana- Por ellos tengo que luchar. Seré útil. Hay que seguir viviendo. Y cada mañana esa rutina le hacía vivir.

Pero no olvidar. No se puede olvidar a alguien a quien tanto has querido. A quien ha compartido la mayor parte de tu vida. A tu compañero durante cuarenta y ocho años. El padre de tus hijos. Tu cómplice. Tu amigo. Hasta que no lo perdió no pensó lo mucho que lo quería.

Basado en un hecho real

lunes, 25 de mayo de 2020

UN CAMBIO RADICAL




     De un día para otro se presenta una pandemia infecciosa, muy contagiosa y peligrosa que comienza a llevarse por delante a miles de personas, sobre todo de mayores. El gobierno toma la decisión de dejarnos confinados en casa para evitar contagios y que podamos salvarnos la mayor parte de los habitantes de las ciudades.
       Cuando esto ocurre, es pleno invierno, nos conformamos con quedarnos en casa calentitos al amor de nuestras calefacciones y cada uno dentro de sus hogares con lo que más confortables se encuentran. Estar cómodos es lo más importante, hay quien decide estar en pijama, otros en chándal y otros como yo que no soy capaz de usar ninguna de esas dos prendas. Me gusta estar arreglada pero informal; para estar en casa simplemente utilizar ropa cómoda que ya no uso para salir a la calle. 
       Tengo que alegar que los pies son la parte de mi cuerpo que más sufre el frío por lo que siempre tengo que gastar unas buenas zapatillas abrigadas. Siempre al comenzar la temporada compro unas nuevas, pero sin tirar las de la temporada pasada por si hay un accidente, en un momento determinado tener de donde tirar hasta poder adquirir otras. Pues en esta ocasión y dado el largo tiempo de estar en casa sin otro tipo de calzado, he destrozado las de esta temporada como también las que tenía guardadas de la pasada.
       Ahora de buenas a primeras, hemos pasado a un calor de pleno verano, pues bien ha habido que sacar las chanclas de verano y si bien digo las chanclas pues, los tacones es prácticamente imposible ponerlos pues yo soy la primera que en estos momentos y después de tanto tiempo sin calzarme, creo que no podría caminar con ellos y eso que ya no los utilizo de la altura a que siempre acostumbré.
       Aún con muchas limitaciones todavía, ya podemos salir a la calle y comenzar a lucir las prendas tan monas que hemos adquirido para comenzar la temporada de verano y la que no podemos guardar para el tiempo de vacaciones ya que creo que este año las vacaciones la mayoría ya las hemos tenido confinados en nuestros hogares. Después de la situación que estamos viviendo, cuando muchísimas personas se han quedado sin trabajar, otras con unos ERTES que muchos no han cobrado a día de hoy y las colas de personas que hay solicitando bolsas de comidan de las asociaciones vecinales y de las campañas aportadas por Caritas y Cruz Roja. ¿Quién va a poder ir de vacaciones?
       Los que puedan hacer esas vacaciones, serán las personas de un nivel que no le afecte esta situación y que llevan muchos años sin que les afecte y seguirán sin afectarles pues para ellos no hay mala situación.
       Esperemos que para años venideros la situación económica del país haya cambiado de una manera tan favorable que pueda salir de vacaciones hasta el más pobre de los que hasta ahora existían en el país.

                     PILAR MORENO 25 mayo 2020

LA CIUDAD SE DETIENE




Despierto, nada escucho
no hay niños ni coches,
no hay bocinas
que está pasando.
la ciudad parece un espectro
nadie en las calles
todo es silencio
un silencio ensordecedor
más contentos los pájaros
trinan con insólita alegría
se sienten más los mirlos y los jilgueros
las urracas también fuerzan sus gorjeos
el silencio va penetrando en mi vida
cualquier ruido ahora es extraño
siento llegar al vecino
lo delatan sus rápidas pisadas
se siente su micción y el agua de la cisterna
me congratula saber que hay alguien
vivo también en la casa
no están todos muertos
ya no estoy tan sola
algo muy grave ha debido ocurrir
quizás mañana pueda enterarme
sintonizo el dial de la radio
una maldita pandemia
instalada entre nosotros
ha hecho que nos confinen
dentro de nuestros hogares
quien sabrá por cuanto tiempo.

PILAR MORENO 14 mayo 2020

martes, 19 de mayo de 2020

UN CONFINAMIENTO ANTIGUO




      Allá por el año 1936 en sus principios, todo estaba muy revuelto, había muchos comentarios de que, si podía estallar una guerra civil, pero muchos pensaban que era un bulo, que aquello no podría llegar, llevaban ya unos cuantos años que las cosas no marchaban bien, pero, no sería para tanto. Bien pues eso mismo me está recordando a los tiempos que estamos viviendo, desde que estamos confinados, ahora que tenemos a nuestro alcance, a través de las redes sociales, mucha información, hay personas que a todo te dicen, eso es un bulo. Pues entonces no lo fue.
       Mi relato es sobre una familia que tenían como negocio, una tienda de ultramarinos, situada en un céntrico barrio de Madrid, entre la plaza de Santo Domingo y la plaza del Senado o de Isabel la Católica, creo que ese era el nombre.
       Como se había pronosticado, el 18 de julio, estalla la guerra civil. Tenía esta familia su vivienda en la calle de Fomento y justo debajo de su casa instalan una Checa, a la cual llevaban a todas las personas que detenían, unas con razón y otras sin ella, pero en la cual, se torturaba y maltrataba a la gente hasta que los llevaban a fusilar si es que antes no los habían matado de alguna paliza.
       Aquella familia, no pudo resistir tal situación, además del miedo que suponía estar justo encima de aquel terrorífico sitio. También de los bombardeos que había por aquel entonces. Decidieron evacuarse de aquel piso y se cobijaron en la tienda de ultramarinos. En la parte superior de la misma, había un cuarto alargado que servía de almacén y allí colocaron sus enseres y colchones en donde dormía el matrimonio con sus seis hijos. En la trastienda, había una taza de water con su puerta y un poco mas lejos una pila grande en donde se podían asear y a su vez servía para el servicio de cocina que allí mismo habían montado.
       Cuando sonaban las sirenas anunciando los bombardeos, corrían hacia la cueva a resguardarse y alojaban también a los vecinos que lo deseaban y que vivían en aquel mismo edificio. La cueva era toda de piedra y eso les daba una seguridad de salir ilesos.
       Así se mantuvieron hasta que en 1939 llegó el fin de la contienda.
       Después no volvieron a lo que había sido su hogar, se mudaron a la calle de Leganitos, también en el mismo barrio, justo a la espalda de Torija que es donde estaba la tienda de ultramarinos.
       Es un hecho real como la vida misma, es la historia de mis abuelos paternos.

                            PILAR MORENO  19 mayo 2020


martes, 12 de mayo de 2020

USURPACIÓN




          Estoy convencida de que este confinamiento ha sido necesario para frenar la pandemia pues no ha sido solo nuestro país el que lo ha sufrido, también el resto del mundo se encuentra en la misma situación. Por el contrario he escuchado y sabido de buenas fuentes informativas que en otros países no han sido tan estrictos como en el nuestro y sin embargo no ha habido tantos fallecimientos ni tantos contagios como aquí, por ejemplo todo el norte de Europa, Austria, etc.. (Amigos y familiares que viven en estos otros países)
          Tengo una edad no excesivamente avanzada, pero, si lo suficiente para que en estos dos meses de confinamiento haya sido usurpada una parte importante de mi vida. Mis hijos, que viven en el extranjero no hayan podido venir a pasar la Semana Santa en su país y con su familia como sucede todos los años. Que uno de mis nietos cumplía años y tenía gran ilusión por celebrarlo conmigo ya que soy la única abuela que les queda. La gente joven no da el valor que esto tiene, ellos recuperarán el tiempo perdido y sus ansias de salir solo son para juntarse con los amigos y tener juergas. Nosotros los mayores lo vemos de otra forma. Somos mucho más precavidos, no dejamos las mascarillas ni los guantes pues sabemos que puede ser nuestra salvación y procuramos salir lo menos posible a la calle, solamente a las cosas imprescindibles.
          Siento gran pena por todo lo que está sucediendo, por todas esas personas que se han quedado por el camino, que fueron al hospital porque no se encontraban bien y ya no volvieron a ver a sus familiares y sin que estos los hayan podido despedir como se merecían. Que se está marchando la generación que más ha luchado en este país y que aún ahora sigue en muchos casos luchando para sacar adelante a sus familias.
          Creo que la vida es injusta o que se está portando injustamente con ciertas personas o familias que sin haber tenido grandes cosas y conformándose con lo que había, ahora de golpe se lo arrebata todo y sobre todo lo que más vale su vida y las de sus familias. En muchos casos ha habido más de un difunto y eso es muy difícil de superar.

                              PILAR MORENO  12 mayo 2020

domingo, 10 de mayo de 2020

EL ROBO



Siento que me han robado dos meses de mi vida, a mi edad es mucho tiempo el perdido. ¿Los jóvenes pueden recuperar, pero y nosotros? tendremos suficiente tiempo? es una incógnita y grande y cuando nos dejen por fin salir como nos adaptaremos a las nuevas normas ¿seremos capaces de vivir de forma distinta a como lo veníamos haciendo?
Ahora los pocos ratos que salgo a la calle, bien para ir al médico o a comprar, me siento agobiada, voy corriendo parece que estoy cometiendo una falta grave. Incluso cuando salgo a tirar la basura a los contenedores que están justo de frente a mi portal, lo hago muy deprisa, tengo la sensación de que alguien me vigila y me persigue.
Estoy convencida de que este confinamiento ha sido necesario para frenar la pandemia pues no ha sido solo nuestro país el que lo ha sufrido, también el resto del mundo se encuentra en la misma situación. Por el contrario he escuchado y sabido de buenas fuentes informativas que en otros países no han sido tan estrictos como en el nuestro y sin embargo no ha habido tantos fallecimientos ni tantos contagios como aquí, por ejemplo todo el norte de Europa, Austria, etc..
En mi pensamiento está y claro es un pensamiento mío, que si detrás del confinamiento necesario, no habrá otras razones por las que nuestro gobierno nos tenga encerraditos en casa y así mientras ellos poder hacer y deshacer a su antojo. Hay cosas que no me cuadran nada y no veo naturales, como las leyes o artículos sacados en el BOE los sábados por la tarde.
Espero estar equivocada y que con nuestro sacrificio esta situación caótica se solvente lo antes posible.
                  PILAR MORENO 10 mayo 2020


jueves, 7 de mayo de 2020

¿LOCA?



En la noche silente
abrazo el sueño reparador
de pronto siento tus pasos,
pasos fatigados casi arrastrados
iras al servicio pienso?
Vuelvo a escucharlos
regresas a la cama
el ruido del oxígeno al respirar
el sueño me envuelve de nuevo
continuamente siento tu presencia
sé que ya no estás, pero,
no me siento sola
tu espíritu me acompaña
día y noche, si a todas horas
otra vez la noche llega
me acuesto, rezo y duermo
más de pronto escucho como me llamas
como tú lo hacías siempre
es tu voz inconfundible
ese tono cariñoso
me siento en la cama
te pregunto, me necesitas?
está claro no obtengo respuesta
me pregunto
ME ESTARÉ VOLVIENDO LOCA

       PILAR MORENO  7 mayo 2020





miércoles, 6 de mayo de 2020

LAS PRISAS NO SON BUENAS




       Estamos pasando uno tiempos, difíciles. Esta pandemia que nos ha sorprendido nos ha enseñado que todo se puede detener y que todo puede esperar, que por muchas cosas que tuviésemos programadas para hacer, debían esperar hasta mejor ocasión. Lo único que corría prisa era, ir al hospital si te encontrabas con síntomas y aún así ha habido muchos casos que no han llegado a tiempo y su vida quedó truncada por el camino, que todos sus sueños quedaron interrumpidos para siempre. Ya no había vuelta atrás.
       La vida me enseñó hace muchos años que las prisas no son buenas para nada. Yo siempre iba con prisas para llegar a todo, sobre todo después de haber estado en casa de mi madre. Ella siempre esperaba a la hora en que me tenía que ir para bien contarme alguna cosa o que le hiciese algo que se le había olvidado y así me retenía un rato más con ella.
       Aquel día salí ya corriendo desde su casa pues se había hecho demasiado tarde para llegar a mi casa y preparar la cena para mi familia. Tomé el metro sin parar de correr e iba pensando en que todavía tenía que hacer trasbordo y estaba sumamente nerviosa.
       Cuando hice el cambio de estación, estaba en el andén el convoy que debía coger, como loca me tiré hacia el último vagón con tan mala suerte que en ese momento cerró las puertas. Me quedó el bolso dentro del vagón y yo fuera, al arrancar comencé a correr detrás de él pues el bolso estaba dentro. Un buen hombre que lo vio desde dentro tiró del bolso y me hizo señas de que me esperaba en la próxima estación. Si no llega a ser por él, el tren me hubiese estampado contra el túnel.
       El pobre hombre se asustó tanto como yo y sin saber quien era me salvó la vida. En efecto en la siguiente estación me estaba esperando y me comentó que había sido una imprudente y me podía haber costado caro. Con mucha congoja le conté lo que me pasaba y me dijo que valía más mi vida que unos minutos de retraso.
       Cuando llegué a mi casa no conté nada de lo sucedido pues no quería más problemas. Creo que mi marido nunca lo supo.
       Ese día aprendí una buena lección y a partir de entonces me dije a mi misma que pondría todos los medios para no entretenerme tanto y sobre todo evitar una situación como aquella en la que podía haber perdido la vida y todos habrían salido perdiendo pues ya no podría nadie disponer de mi tiempo, pero sobre todo yo que hubiese abandonado este mundo para siempre.

                     PILAR MORENO 6 mayo 2020

sábado, 2 de mayo de 2020

HISTORIAS DESDE MI CASA "EL BICHO"


HISTORIAS DESDE MI CASA

EL BICHO

Bicho desconocido, asesino, infame, infecto.
¿De dónde has salido? ¿Quién te ha soltado al mundo para destruirlo?
 En poco tiempo cuánto daño has hecho ¿Cuántas personas te has llevado de este mundo? No hay derecho, sobre todo te has llevado a nuestros mayores, las personas más vulnerables y las que habiendo pasado una cruenta guerra civil, a su término, con hambre, sudor y mucho esfuerzo, fueron capaces de levantarlo, haciendo de él un próspero país, uno de los más bellos del mundo, adaptándolo a la modernización, dotándolo de las mejores y mayores comodidades conocidas en esa época.
Se sacrificaron por los hijos, dándoles carreras universitarias, para que en el futuro fuesen mejores que ellos, ya que algunos apenas sabían leer y escribir, y no tuviesen que luchar tanto como ellos lo habían tenido que hacer para sobrevivir y sacar adelante a sus familias. Otros crearon negocios con los oficios que sabían, que fueron prósperos y dejándolos y en algunos casos llegando a terceras o cuartas generaciones en manos de los hijos en el futuro.
A esos que tantos desvelos y angustias habían pasado, ahora vas y te los llevas. Ahora que muchos de ellos seguían sacando adelante a sus familias con sus miseras pensiones ya que la falta de trabajo en el país hacía imprescindible que esos abuelos recogiesen en su casa a hijos y nietos, para ahorrarles el alquiler, la luz, el agua, etc. etc. Teniendo que hacer juegos malabares con sus paguitas para poder darlos de comer a todos.
Si te los has llevado a esos, contagiándoles con tus malas artes, haciendo de sus pulmones y demás órganos vitales puras piltrafas, sin solución alguna de recuperación y han sido tantos los que se han juntado en los hospitales que, por falta de medios, los sanitarios han tenido que decidir quien vivía y quien moría, a todos era imposible aplicarles los respiradores o los tratamientos más adecuados para su curación.
Yo tengo una teoría y es que te dieron suelta en China, si en China. Te fabricaron en unos laboratorios sabiendo lo malo que eras y te soltaron al mundo, con la única intención de hacerse con los mandos del planeta. Tus inventores no podían soportar que hubiese un país más rico que ellos y encima se lo hiciese saber. Es mucha casualidad, que en ese inmenso país haya habido tan pocos casos, comparándolos con el resto del mundo y que se hayan curado tan pronto, cuando en occidente todavía emergen cantidad de contagios y de fallecidos. A mi modo de ver, a la que te inventaron, también inventaron el antídoto y ese es el resultado.
Para más conclusiones que yo saco es que en las principales ciudades de ese país como son Pekin y Beigin las dos capitales más importantes no haya habido un solo caso, son las ciudades en las que viven todos los mandatarios, así como donde se organizan todas las finanzas. Es demasiada casualidad. Y para colmo ahora se están poniendo las botas vendiendo a los demás países sus mascarillas y toda clase de equipos de protección, lo que una vez más me hace pensar que estamos en sus manos.
Creo que estamos viviendo la tercera guerra mundial, pero sin disparar un solo tiro, nos han metido en una guerra biológica en la que ni vemos ni sabemos por donde ataca el enemigo, pero que es un enemigo cruel y sin piedad que en silencio está haciendo un terrible daño en la sociedad, así como en la economía mundial, claro que a unos países nos afecta más que a otros, pero que en general nos va hacer endeudarnos por muchos años para poder reflotar nuestro país.

                                            PILAR MORENO 2 abril 2020
HISTORIAS DESDE MI CASA
María del Pilar Moreno Díaz
Fecha nacimiento 26 enero 1950

                                                         

viernes, 24 de abril de 2020

MI GRAN PENA



       Por exigencias del trabajo, uno de mis hijos tuvo que salir de España con toda su familia, esposa y tres hijos. En un principio, salir de su país le costó bastante trabajo ya que los niños eran muy pequeños, concretamente el pequeño tenía seis meses.
       En el a país donde fueron, no tenían a nadie conocido, ni amigos ni familia ni nada. Mi nuera tuvo que quedarse en casa para poder atender a sus hijos, cosa que para ella no era sacrificio, pero por otro lado ella había trabajado siempre. Se fueron adaptando, los mayorcitos al colegio y el pequeño a la guardería. Estaban todos locos por que llegase el verano y poder regresar a España a pasar las vacaciones, estaban dos meses y para ellos era una delicia poder estar aquí, al sol y bañándose al aire libre, ya que donde viven llueve muchísimo y no hace excesivo calor.
       Siempre vienen una semana en Navidades, otra en Semana Santa y en verano, pues como desde el principio los dos meses, pues, aunque su madre ya se ha incorporado al trabajo, se turnan mi hijo y ella para estar aquí una semana cada uno y así no abandonar del todo los trabajos, aunque el tiempo que están aquí teletrabajan.
       Este año, se han truncado las vacaciones de Semana Santa, por la maldita pandemia. Yo estaba deseando de verlos como siempre, poder abrazarlos, besarlos, darles caprichos, hacerlos de comer, llevarlos al cine, pues disfrutan estando a mi lado, como creo que les pasa a todos los niños con sus abuelos.
       Este año además coincidía que en los días que estaban aquí, cumplía años el mediano y le hacía gran ilusión estar conmigo, así como verse con el primo que tienen aquí de mi otro hijo. Todo se ha ido al traste.
       A este otro nieto también hace que no lo veo desde mediados de febrero ya que vive con su mamá lejos de donde vivo yo.
       Para mi es lo que peor estoy llevando de este confinamiento pues, aunque hablo con ellos muy a menudo, el no poder besarlos y estrecharlos entre mis brazos, me desespera y hay ocasiones en que llego a pensar que si me pasa algo irremediable, la pena tan terrible que les quedaría, pues soy la única abuela que les queda. Deseo y espero que esto pase lo antes posible y podamos juntarnos toda la familia. Y sobre todo juntar a mis cuatro nietos que son tan felices estando unidos y a mi lado.

                     PILAR MORENO 24 abril 2020