domingo, 24 de marzo de 2019

UNOS VECINOS MUY MOLESTOS



      La llamaban María la de Tomás; si la llamaban así por se hija de Tomás y Obdulia y nieta de Tomás y Juana, los primeros moradores de esa casa, ella la más pequeña de los hermanos y habiéndose quedado soltera, fue la que cuidó de los padres hasta el final de sus días.
          La casa en la que María habitaba era un piso de escasas dimensiones, en un popular barrio del centro de la ciudad. Siempre fue un edificio muy tranquilo y sosegado, todos los vecinos se conocían y se hacían favores entre sí. Era frecuente que cuando alguno de ellos enfermaba, los demás se volcaban con él. Siempre fue de esa manera hasta que por la edad de los inquilinos fueron faltando y el casero comenzó a alquilar los pisos a gente más joven y que pagase puntualmente, sin importarle la raza o él país de origen del que procediesen y tampoco a que se dedicasen. Solo le importaba cobrar a primeros de mes.
          El piso de María era el segundo y ella era la única vecina que quedaba de los antiguos inquilinos. Al casero no le importaba que siguiese allí, pues pagaba religiosamente y no daba molestias al estar ella sola. En la puerta de al lado entraron a vivir unos marroquíes, que en un principio no molestaban a nadie. Era un matrimonio o al menos pareja, que tenían dos niños de corta edad y a los que María, siempre que se encontraban en la escalera, les decía cosas cariñosas y les sonreía con agrado.
          En el tercer piso, justo encima de los marroquíes, entraron a vivir unos colombianos bastante ruidosos, desde por la mañana ya estaban con sus músicas por todo lo alto que se escuchaban desde la calle. Aquel edificio comenzó a parecer una discoteca, a esos vecinos tan ruidosos comenzaron a unirse otros que hasta entonces no habían dado ruidos. Cada uno ponía a más volumen sus músicas.
          Los marroquíes les llamaron en varias ocasiones la atención diciendo que ellos tenían niños pequeños y no les dejaban dormir. Los colombianos hacían caso omiso de las advertencias de sus vecinos.
          Por otro lado, los colombianos recibían a diario cantidad de visitas o eso decían ellos, eran visitas rápidas, estaban poco tiempo dentro de la vivienda. María lo sufría en silencio, pero era tan buena persona que nunca se pronunciaba. Cuando sus vecinos los marroquís le daban a ella alguna queja cuando se encontraban por la escalera, ella siempre alegaba que ella estaba un poco sorda y no le molestaba demasiado y por otro lado no paraba mucho en casa, por eso no tenía criterio.
          Un día, el marroquí, subió a quejarse del ruido, aquello se estaba convirtiendo en una situación insostenible. Ya no era posible descansar ni de día ni de noche. También le echó en cara las visitas que recibían y le espetó que el creía que más que visitas es que se dedicaban a menudeo de droga. El colombiano salió a la escalera dando gritos y voces, insultándole y diciéndole de todo ya que aquello que el marroquí le dijo le sentó fatal. Si no podía estar en silencio para rezar a su Dios, que se fuese a otro lugar.  Todos los vecinos habían salido al escuchar tal vocerío, incluso María, que nunca se metía en nada, salió al descansillo y fue subiendo algún escalón para tratar de calmar a aquellos dos hombres enloquecidos. Aquello fue una gran discusión, la que derivó en que cuando menos lo esperaban, el colombiano, sacó una gran navaja de su bolsillo, tratando de herir al marroquí. María que le vio las intenciones de clavársela a su vecino, ser adelantó y se puso entre los dos hombres, recibiendo ella una buena cuchillada en la espalda, cayendo redonda en el momento al suelo.
          La mujer del marroquí llamó de inmediato a la policía y el colombiano salió corriendo a todo correr, sin pararse a mirar lo que había hecho. Los demás vecinos, menos los colombianos que se encerraron en su casa a cal y canto, enseguida se pusieron a atender a María y a tratar de taponarle la herida de la que sangraba con mucha abundancia. Cuando llegaron las asistencias sanitarias a las que la policía había llamado, ya no hubo manera de recuperar a María, la puñalada había sido mortal de necesidad.
          Aquella casa nunca volvió a ser la casa que en sus tiempos fue, se había convertido en un edificio multirracial y de mala convivencia.

                                        PILAR MORENO 24 marzo 2019

lunes, 18 de marzo de 2019

¿QUE ENTENDEMOS POR VIDA BUENA?




     Siempre hemos dicho ¡que buena vida tienes, o que buena vida te das, pero creo que este ejercicio no corresponde a esas palabras, al contrario, creo que se trata de hablar sobre la vida buena, no de la buena vida. Al parecer suena lo mismo, pero en realidad no es igual.
         Yo creo entender por vida buena, la de esas personas, que no tienen dolencias, que pueden caminar todo lo que quieren, comer todo lo sano que les apetece, hacer su deporte favorito, leer, ir al cine, disfrutar del amor y los juegos de los nietos y con ellos, que a nuestra edad solemos tener, poder viajar, charlar con los amigos, tener partidas de naipes si son de su agrado, tomar el aperitivo cuando les parece, merendar con los amigos, aparte de ser personas honestas, de no colarse en la vida de su prójimo ya que a él no le interesa para nada. Ayudar en lo posible a cualquiera que lo necesite, según las creencias de cada uno, practicar su religión y sin recrearse en contárselo a los demás.
         Con lo expuesto anteriormente, creo que vida buena es la que cada persona puede obtener bajo sus condiciones morales, sus creencias personales y sus actuaciones.
         La buena vida es otra cosa muy distinta, pero que ahora no viene al caso
describirla.

                              PILAR MORENO 18 marzo 2019



jueves, 7 de marzo de 2019

COGERLAS AL VUELO



       Esta es una expresión que hace referencia a las artes de cetrería sobre todo en la Edad Media, con diversas aves rapaces en especial en la caza de halcones adiestrados, en que los mejores halcones con su agudizada vista descubrían al momento a otras aves que volaban y ellos eran capaces de atraparlas en pleno vuelo con una agilidad increíble.
       Hoy en día estas aves son utilizadas en los aeropuertos para dar caza a los pájaros que vuelan sobre las pistas y que son realmente peligrosos en los despegues de las aeronaves y en los aterrizajes. Ellos los avistan y los ahuyentan para evitar que se puedan colar en los motores de los aviones y que en más de una ocasión han provocado algún accidente.
       En la actualidad, también hay exposiciones de cetrería, en parque de atracciones, en ferias medievales y en otros eventos, que hacen las delicias de mayores y pequeños. Es muy curioso verlos despegar del brazo del adiestrador y cuando este le da un silbido, volver a su brazo a toda velocidad y posarse sobre él con toda precisión.
       También decimos que las cazan al vuelo, algunos niños muy avispados que cuando alguien está hablando de alguna cosa y ellos parece que no están en la conversación, son capaces después de hacer un relato de todo lo hablado con pelos y detalles.
       Hay estudiantes que, con la sola explicación de un profesor, se han enterado de que va el tema y son capaces de con una sola mirada al libro ya no les hace falta más para haberse aprendido el tema. A esto también se llama cogerlas al vuelo.
       No todas las personas tenemos esa facultad pues es difícil en la mayoría de las ocasiones enterarse a la primera de que van las cosas, sobre todo llegando a cierta edad, nos cuesta adivinar lo que significan temas de los que no hemos tenido la oportunidad de haber visto con anterioridad.
       Por poner un ejemplo, el tema bancos, declaraciones de la renta etc. Que nunca hemos tocado en la vida y cuando llega el momento de tener que hacerlo por obligación, se nos hace un mundo el tener que afrontarlo, hay veces que esta situación nos supera.
       Yo se que ya no estoy en edad de cogerlas al vuelo.
      
                              PILAR MORENO 8 marzo 2019

sábado, 2 de marzo de 2019

¡QUE SABE NADIE!




Que sabe nadie, de la vida que he tenido
que sabe nadie del sufrimiento padecido
quien sabe lo que he dejado en el camino
quien sabe lo que en realidad he vivido.

Me he bebido la vida en tragos largos y cortos
unos alegres y divertidos,
otros difíciles de pasar,
ahora quedan los posos arduos de tragar,
con voluntad la vida ha de continuar.

Que sabe nadie del tiempo perdido
quién sabe de los amores perdidos
quien sabe de amores prohibidos
que sabe nadie del llanto vertido.

Soledad inmensa en la madurez de la vida
cuando el amor del compañero
más necesario es, te instalas en mi
dejando arruinada la ilusión, la esperanza,
un continuo sin vivir.

PILAR MORENO 2 marzo 2019