viernes, 28 de febrero de 2020


DESPEDIDA

Querida amiga:

No sé cómo explicarte lo que siento, mejor que tu nadie sabe de los avatares que la vida ha a tenido a bien regalarme, es por eso que he decidido cortar con todo lo anterior.
He de dar un rumbo diferente a mi existencia, no sé cómo lo haré, pero si sé que lo lograré. Tu sabes que mi cabeza es muy dura y procuraré salir airosa de la situación que ya se está convirtiendo en insostenible.
Si dentro de unos meses no recibes noticias mías, será señal de que no lo he logrado y entonces no te extrañe si recibes noticias de que ha aparecido un cuerpo ahogado en alguna playa del Cantábrico.
Tu amiga que te quiere.

miércoles, 12 de febrero de 2020


MUCHO DOLOR Y POCA GLORIA (HECHOS REALES)

       Aquella mujer entró en el tanatorio rota de dolor, tenía un llanto desconsolado por la muerte de una madre; una muerte que realmente no sentía y que precisamente por eso era su desconsuelo. Ella sentía que nunca fue querida por esa madre o al menos no con el amor que ella sentía por sus propios hijos, se había sentido despreciada en innumerables ocasiones, como ahora dicen nunca hubo filin entre ellas. Para ella la que realmente ejerció de madre fue su abuela materna que vivía con ellos.
       Fue la persona que le enseñó todo lo que debía saber en la adolescencia, le enseñó a guisar, a comprar; es decir todo lo que hubiera sido labor de la madre. Siempre estuvo delante de ella interponiéndose entre las dos y llevándose buenos zapatillazos por intentar que su hija no le diese otra paliza a la niña como ella decía. La pobre mujer victima de un cáncer de mama, la dejó cuando tenía catorce años, con la sola esperanza de que el padre que era un buen hombre la protegiese. Tuvo la desgracia de ser hija única y que su madre le culpase de no haber tenido más hijos y haber estado enferma.
       Cuando la abuela les dejó, la chica ya trabajaba y fue haciéndose así misma, formando su carácter y gracias a dios sin parecerse en nada al de la madre. Con el padre tenía mucha complicidad, pero el hombre de carácter débil, como un cordero obedecía lo que la esposa le decía y se produjeron muchos enfrentamientos.
       A los veintidós años la chica decidió casarse con un buen muchacho, pero, de fuerte carácter y la madre pretendía gobernarlo lo cual nunca consiguió por lo que comenzó otra guerra. Para ella fue un martirio estar entre los dos, unas veces hablándose, otras sin hablarse. Cuando tuvo su primer hijo irradiaba felicidad por los cuatro costados, para ella su meta fue ser buena esposa y sobre todo buena madre. Les avisaron de que el bebé había nacido y antes de ir a conocerlo fue a la peluquería, para que todo el que estuviese en el hospital la viese resplandeciente. Después del hospital, se olvidó de que era abuela ya que si no podía hacer lo que ella quería donde la hija lo mejor era no aparecer, pero si para que todo el mundo la viese y parecer ella la buena, cuando la apetecía aparecía en el portal para que la hija le bajase al niño y verlo cinco minutos. De esa forma la hija se convertiría en el comentario de los vecinos.
       Pasaron muchos años y el padre muere de un infarto en plena calle, estando con la hija y los nietos haciendo la compra. Ahí comienza otra etapa de sufrimiento masivo; aún con el comportamiento que había tenido siempre con ellos, la hija va y viene una vez a la semana para atenderla y llevarle a los médicos que hiciese falta. Había cuarenta kilómetros de distancia entre las dos viviendas.
       Cuando pasados pocos años comienza a enfermar fuertemente, el yerno le dice que en donde vivían le hacían una casita y podría estar con ellos y ser atendida por su hija, pero al tiempo estar independientes. La contestación que dio es que en la caseta del perro metiese a sus hijos pero ella en la casa grande; entonces el yerno dijo a la esposa pues si la quieres traer la traes, aunque mis padres estén en la residencia no es obstáculo para que la tuya esté contigo. La hija conociendo la situación y sabiendo que si la metía dentro de su casa iba a ser su ruina, los hijos se marcharían por no aguantarla y le acabaría costando el matrimonio, decidió no llevarla con ellos. Decidió llevarla a una residencia y ella en venganza no consintió volver más a casa de la hija ni a pasar las navidades.
       A partir de ahí, después de producirse el óbito de la abuela, comenzó una época dorada para el matrimonio, los hijos al poco tiempo se casaron y ellos empezaron a viajar a salir con amigos de cenas y bailes, en resumen, a disfrutar de lo que hasta entonces no había hecho. Empezaron a llegar los nietos, volcados en ellos todo lo que podían los disfrutaban al máximo. Después las enfermedades comenzaron a hacer estragos en sus vidas y la peor de todas fue la del marido que estuvo tres años y medio luchando con un cáncer de pulmón hasta que en 2018 falleció.
       Ella, aunque arropada por los hijos, no dejaba de estar en soledad. Con muy buenas amistades, pero recordando siempre, sobre todo los últimos años de convivencia con su marido que realmente fueron los más dulces pues estaban volcados el uno en el otro. Ella, atendiéndole hasta el último suspiro y él, demostrándole cuanto la quería hasta que perdió la consciencia unas horas antes del fallecimiento.
       El dolor es duradero, la gloria es efímera.

                     PILAR MORENO 12 febrero 2020




UN DELITO INJUSTIFICABLE

       A mi modo de ver un delito injustificable es sin duda alguna el que cometió el parricida de Córdoba José Bretón que, con la única intención de hacer daño a su ex mujer, es capaz de matar a sus dos hijos de corta edad, y además de quitarles la vida cruelmente, después los quema en una barbacoa o sitio similar. Después finge que han desaparecido dando el mismo aviso a las autoridades y movilizando a una ciudad entera para buscarlos. Además de asesino es retorcido al máximo.
       Aunque digan los forenses que tiene perturbadas sus facultades mentales, para mi modo de ver no hay ninguna justificación, sin más es un asesino y no puedo comprender como se puede matar a un hijo y máxime a dos. Para mí los hijos es lo más sagrado que hay en este mundo y creo que seas padre o madre se da la vida por ellos.
       Últimamente está habiendo varios casos de características similares. No se si es que se ha puesto de moda como tantas cosas, pero realmente no lo comprendo. Otros después de cometer el crimen se suicidan y digo yo, no sería mucho más fácil, que se suicidasen antes de cometer semejantes barbaridades y al menos dejarían a esas criaturas salir adelante con sus madres y la situación quedaría resuelta para siempre, pues a mi modo de ver el problema real son ellos, que son incapaces de admitir que no sirven como maridos ni como padres. Dejarían de hacer daño a los que les rodean, así como a la sociedad en general, pues los que quedan con vida, suponen una carga ya que, al entrar en prisión, además de tener que mantenerlos, siempre se está pensando en que cuando salgan de la misma pueden volver a cometer crímenes parecidos puesto que estos individuos no son capaces de rehabilitarse, al contrario siempre salen con las mismas intenciones o peores.

              PILAR MORENO 9 febrero 2020