Hoy vamos a hablar de los Bancos,
como todos bien sabemos, los hay de piedra, madera, plástico, hierro, de muy
diversos materiales que nos sirven para descansar las posaderas en distintos
lugares y en distintas situaciones de nuestra vida. También sirven para comer,
si los acercamos a una mesa, e incluso en algún parque al que hayamos ido a
pasar el día con nuestra merienda y no haya mesa, pues nos sirven para colocar
las viandas y así evitar ponerlas sobre la hierva y que se pueda animar a merendar
con nosotros alguna hormiga.
Los bancos que hoy nos ocupan,
son otros muy diferentes, se trata de esos en los que toda la vida confiamos
para depositar nuestros ahorros. En España, concretamente en Barcelona se fundó
el primer banco en el año 1844 debido a ser la capital con más
industrialización y la necesidad de hacer transacciones de alto nivel, para su
fundación intervinieron, comerciantes industriales y algunos banqueros
particulares.
El momento de inflexión se sitúa
en el decreto del ministro Echegaray de marzo de 1874, imponiendo el monopolio
de emisión del Banco de España y dando por finalizado el periodo de pluralidad
de emisión en España. El periodo emisor del Banco de Barcelona estuvo
caracterizado por el dinamismo, tanto de la sociedad catalana como de la propia
institución bancaria que representaba los sectores más emprendedores de la
ciudad.
Su papel como financiador de las
actividades comerciales e industriales y la participación en la construcción
del ferrocarril dieron al banco una presencia en la ciudad y contribuyeron a
consolidar su reputación, aspecto éste que le permitió superar las crisis del
periodo (1848 y 1866) y salir fortalecido de las mismas. Las actividades del
Banco durante este periodo estaban circunscritas a un grupo de entre 500 y 700
firmas que operaban con la institución. Ni los billetes circulaban en las
operaciones diarias al por menor (se destinaban a saldar operaciones
comerciales), ni las cuentas corrientes se extendían más allá de quienes
requerían saldar operaciones de compra-venta a través del banco, ni el acceso
al crédito iba más allá de un círculo que se movía alrededor de un núcleo
pequeño de comerciantes y fabricantes. Pese a estas limitaciones, este embrión
de banca favoreció la extensión de los billetes y la modernización de los
instrumentos bancarios en la ciudad. Financió la actividad económica
(fundamentalmente a través de la financiación del circulante) y estableció
pautas de comportamiento y reputacionales en los negocios de la ciudad.
La banca fue creciendo y así
nuestros ancestros comenzaron a guardar su dinero en las distintas entidades
que a partir de entonces se crearon y poco a poco fueron creciendo hasta
nuestros días.
No todo el mundo era partidario
de tener sus ahorros en esos bancos pues, había quien prefería tenerlo en su
casa como vulgarmente se dice, bajo el colchón o el ladrillo pues no se fiaban
de lo que pudiese pasar con su dinero. Hoy en día es impensable el no tener una
cuenta de ahorros, una cuenta corriente, un fondo de pensiones o cualquier otro
producto de los que nos ofrecen augurándonos unos beneficios que en realidad no
son tales.
Mi padre fue comerciante y
siempre le escuché hablar del Banco de Vizcaya que era con el que él operaba,
incluso desde que nací me abrió una cartilla de ahorros con lo poquito que
podía ir metiendo de vez en cuando y en la que yo complementé cuando me puse a
trabajar y sirvió para utilizar ese dinero en la casa cuando me casé.
El Banco Internacional de
Comercio, era un banco muy familiar en el que trabajaba mi marido, allí todo el
mundo se conocía, se hacían fiestas para los niños y el presidente trataba a
todos los empleados como si fuesen familiares. Después de muchos años, este
señor que era el dueño absoluto de esta entidad, decidió venderlo y ahí todo
cambió. Comenzaron las absorciones y ya nada era igual. Ni para los empleados
ni para nadie, no era lo mismo el trato que se daba a un cliente que
prácticamente le conocías personalmente que a un señor que por mucho dinero que
tuviese no lo conocías de nada.
Aún así cuando ibas a hacer un
ingreso, a pedir un préstamo, o simplemente a informarte de los productos que
podían interesarte, te trataban como a una persona, te hacían sentar en una
mesa y el empleado estaba el rato que fuese necesario para darte todas las
explicaciones oportunas y tratar de que todo lo que tuvieses lo pusieses en sus
manos.
Incluso había veces que era el
propio director de la sucursal quien te atendía, no era ninguna cosa
excepcional, tenían determinados clientes que era él quien se encargaba de
atenderles personalmente. Podías escoger la sucursal que más cerca de tu
domicilio o tu trabajo estuviese para no tener que desplazarte, había casi una
en cada esquina de diferentes entidades.
Todos tenemos la necesidad de
hacer uso de ellos pues antiguamente los recibos del agua, gas, luz etc. Los
iba un cobrador a tu domicilio a cobrarlos, ahora eso es impensable, quieras o
no tienes que domiciliarlos en cualquier banco. Hemos de tener además una
tarjeta de crédito o varias, para manejarnos por la vida, el dinero en efectivo
cada vez se circula menos. Te cobran absolutamente por todo, comisiones, por
mantener la cuenta abierta, por los pagos que haces y ya ni te cuento si por un
casual te quedas en descubierto, ese mes ya no puedes ni comer. Si les da la
real gana, te devuelven los recibos que les parece aunque tengas dinero en la
cuenta y muy razonablemente, cuando te quejas te dicen “oiga es que tenemos
mucho trabajo y además nos estamos fusionando con otro banco”, con el perjuicio
que a ti te supone el que te hayan devuelto ese recibo y encima perder una
mañana en solucionarlo pues con las colas que se forman, no lo arreglas en diez
minutos.
Ahora están cerrando muchísimas
sucursales, todo has de hacerlo a través del cajero automático y a las personas
mayores que no sabemos hacerlo ni tenemos la obligación de saberlo, nos tratan
como a animales, cuando preguntas no les falta más que decirte usted es idiota,
a ver si aprende de una vez y no molesta; esto me ha pasado a mí hace muy pocos
días. Han reducido el personal de tal forma que vamos a tener que al final
hablar con robots. Quizás sean más amables que los pocos que van quedando.
Como no va a aumentar el paro,
solamente con todas las oficinas que están cerrando de estas entidades, a la
fuerza tiene que aumentar y yo digo y pregunto si a la gente joven la dejan sin
trabajo y la población es más anciana y vivimos de las jubilaciones a donde se
va a ir este país.
Podría estar horas hablando de
este tema y me indigna pues como he conocido desde hace más de cincuenta años
como funcionaban y en lo que se han convertido.
PILAR
MORENO 22 enero 2022