Capitulo1
Su familia
D. Juan
Mendizábal, un ingeniero agrónomo que había terminado su carrera con unas
calificaciones excelentes, encuentra rápidamente un empleo que le permite vivir
con desahogo, cosa que durante su niñez y su juventud no había podido hacer
pues, provenía de una muy humilde familia, la cual tuvo que hacer grandes
esfuerzos para darle la carrera que tanto anhelaba.
Llevaba
pocos meses trabajando en su empresa cuando un día a la hora del desayuno le
presentaron a la secretaria del dueño. Se atrajeron desde el primer momento y
hacían por verse a esa hora casi a diario. Era una época en la que los
noviazgos tardaban en formalizarse pero, día tras día se fueron dando cuenta de
que entre ellos había comenzado a existir algo más que una simple amistad.
Petra
Pérez que así se llamaba la secretaria, comenzó a preparar como antiguamente se
hacía el ajuar con muchísima ilusión y Juan se afanaba por trabajar todo lo más
posible para el día de su enlace poder ofrecer a su esposa el bienestar que
ella se merecía. Cada día estaban más enamorados y deseaban que llegase cuanto
antes el poder compartir sus vidas.
El
matrimonio Mendizábal Pérez, formaron una pareja de lo más normal que existía,
se habían casado dos años antes de estallar la guerra civil Española y ese
hecho les empañó por bastante tiempo su felicidad. Petra se quedó en cinta
justo el mismo mes que comenzar la guerra y en uno de sus bombardeos perdió el
bebé que esperaban.
Pasaban
los días y aunque entre ellos la felicidad seguía existiendo los avatares de
los tiempos hacían que las cosas fuesen cada vez peor. La empresa donde
trabajaba Juan hubo de cerrar por las circunstancias existentes. Pasaron una
mala época y viendo que las cosas cada vez se ponían peor y los pocos ahorros
que tenían estaban desapareciendo, se exiliaron a Puerto Rico.
El
barco zarpó del puerto de Valencia y con la angustia propia de dejar a la
familia atrás y su país, entre ellos se decían que lo hacían para salir
adelante y que con el tiempo y una vez acabada la contienda podría volver a
establecerse en España y retomar la vida familiar que en ella tan ilusionados
habían formado.
La
travesía duró más de mes y medio, pero sus esperanzas cada día crecían y cuando
al fin divisaron tierra sus caras se iluminaron de felicidad. No fue fácil la
llegada pues tenían que buscar lo primero alojamiento en un país totalmente
desconocido y después trabajo.
Encontraron
una habitación con derecho a cocina en el centro de la ciudad que a pesar de no
ser lo que más les ilusionaba, al menos tenían un techo donde cobijarse. Una
vez instalados, salieron los dos a buscar trabajo pues aunque Petra después de
casada no lo había hecho, en las condiciones de ahora, no podía permitirse el
quedarse en casa y que solo fuese su marido el que trabajase. No tardó Juan
mucho en encontrar una empresa que lo contratase pues después de varias
entrevistas su curriculum hablaba muy bien de él y rápidamente comenzó su nueva
andadura.
A Petra
le costó un poco más, pero al poco tiempo encontró también un puesto de secretaria
que es lo que ella había hecho siempre. Con los salarios de los dos, pasados
unos meses se permitieron alquilar un pisito para ellos solos que les llenó de
alegría. Trabajaban sin parar pero no les importaba pues estaban tan enamorados
que cuando llegaban a casa lo único que les importaba era estar juntos el mayor
tiempo posible. Casi al los dos años de estar en Puerto Rico, Petra le comunicó
a su esposo que estaba de nuevo embarazada, llevó un buen embarazo y a su
debido tiempo llegó al mundo Félix su primer retoño.
La vida
les iba sonriendo, contentos estaban de haber tomado aquella dura decisión,
aunque les suponía estar lejos de sus familias, pero en aquellos momentos lo
que importaba es que ya tenían la suya propia, ya eran tres y lo que no sabían
es que a los pocos meses llegaría su segundo hijo Colas. El trabajo se iba
acrecentando y Petra con la ayuda de una nativa, pudo sacar adelante a sus dos
hijos y ella seguir trabajando.
El
trabajo de Juan cada día era mayor y ya comenzaba a visualizar el poder
independizarse y montar el mismo una empresa en lugar de trabajar como
asalariado. Fue planteándoselo y como no daba un solo paso sin consultar con Petra lo hablaron y a
ella no le pareció mal la idea, pero había que sopesar muy bien todas las cosas
pues era muy arriesgado y podían perder mucho, ya eran una familia de cuatro
personas y había que andar con tiento.
Pasaron
los meses y Juan se arriesgó y emprendió el camino que su corazón le había
marcado, algo le decía en su interior que todo saldría a pedir de boca. Los
comienzos fueron un poco difíciles como en toda empresa pero había muchas ganas
de trabajar. Petra dejó su empleo y se fue a trabajar a su propia empresa, al
fin y al cabo trabajarían los dos para ellos mismos y así estarían más horas
juntos al día.
Todo
iba viento en popa y un día mientras
atendía a unos clientes, Petra se sintió mal y se desplomó en el suelo, su
esposo llegó corriendo y cuando recobró el conocimiento no tuvo más remedio que
comunicarle que estaba esperando su tercer hijo. Sin poder reprimirse aún
delante de los clientes la abrazó con toda su alma. –Petra, que feliz soy
contigo-. Pasaron los meses mucho antes de lo que esperaban y al mundo llegó
Lucas. Seguían teniendo a la misma tata nativa que había criado a los dos
primeros hijos y formaban una familia de lo más unida y feliz.
Los
negocios cada vez iban mejor, prosperaban por días, ya habían terminado de
pagar los préstamos que habían tenido que pedir para montar la empresa, cada
vez tenían que contratar más empleados y todo crecía con rapidez. Juan un día
le dijo a su esposa,
-¿cariño
no crees que ha llegado el momento de que cambiemos de casa?-.
No sé
Juan, no será muy precipitado, sería mejor ahorrar un poco y después pensarlo.
Mira
cielo, en esta casa estamos muy bien pero ya vamos estando un poco apretados.
Quizás
tengas razón, si es tu deseo hagámoslo, sería bueno tener una habitación para
cada uno de los chicos sobre todo ahora que….
¿Qué
quieres decir? No será que…
Pues
creo que sí, va a ser lo que estás pensando. Dios mío que alegría más grande.
Tras
nueve meses de espera, cuando Juan le preguntó al médico, este le contestó.
En hora
buena, esta vez ha sido una princesita.
Juan
como loco entró a ver a Petra y a su pequeña, las abrazó con todas sus fuerzas.
¿Cómo
la llamaremos? Como todos son chicos no se me había ocurrido pensar un nombre
para niña.
No sé,
quizás Mariela, es un nombre de esta bendita tierra que tantas alegrías nos
está dando.
Pues no
se hable más Mariela, un nombre tan bonito como ella.
Capitulo 2
La niñez
Los
hijos de la familia Mendizábal Pérez, crecían en un ambiente familiar de lo
mejor de la sociedad puertorriqueña.
Los
chicos, Félix, Colas y Lucas, iban a un colegio de religiosos salesianos que
había en la capital y eran educados al más alto nivel como correspondía a la
gente de su estatus social. Hacían toda clase de deportes, jugaban al tenis,
montaban a caballo, practicaban esgrima, el ajedrez era otra de las clases que
les impartían pues decían que desarrollaba muy bien la mente. Debían estar
preparados para el futuro que prometía ser de un nivel social muy elevado,
dadas las características de los negocios de su padre.
Mariela,
siendo la más pequeña de los hermanos y la única niña, estaba siendo criada por
la tata Neli con todo el amor y el cariño y por supuesto con toda clase de
caprichos.
Cuando
cumplió la edad reglamentaria para asistir a un colegio, lo hizo pero al mejor
y más caro de la ciudad. Eran las Hermanas Ursulinas, una orden dedicada a la
educación, muy estricta pero que todas las asistentes salían con una educación
exquisita. Debería prepararse para el futuro y saber afrontar la vida en todos
sus aspectos, incluso para el laboral. La niña era preciosa, parecía un ángel
caído del cielo, morena, con unos ojos negros como el azabache y una dulzura y
simpatía inigualables, todo el mundo tenía que hacer con ella y las monjitas no
iban a ser menos.
Se
había ganado los favores de la madre Joaquina a la cual le habían encomendado
el cuidado especial de Mariela. Pasaban horas y horas juntas, le instruía en
catecismo, labores, clases de matemáticas. Se podía decir que eran dos en una,
no se separaban jamás, ella debía revisar y aceptar todo lo que Mariela
hiciese.
Pasaban
los cursos y Mariela, que además de bonita era muy espabilada e inteligente,
sabía sacar todo lo mejor de las enseñanzas que allí recibía, por eso la madre
Joaquina, la permitía ciertos excesos y licencias que a otras alumnas, les
estaba vedado. En ello también influían las sumas de dinero que su padre
aportaba al convento.
Mariela
iba cumpliendo todas las expectativas que para ella se habían señalado, no
fallaba absolutamente en nada, con lo cual, tanto sus educadoras como sus
padres estaban muy satisfechos de los resultados.
Sus
padres, a los que cada vez les iban mejor los negocios, habían adquirido en los
últimos tiempos una plantación de azúcar, la cual le reportaba pingües
beneficios, habían pensado que en un futuro esa sería únicamente para Mariela,
ya que las otras empresas ya se las habían adjudicado a cada uno de los tres
hijos mayores.
Sin
haber terminado todavía los estudios, un verano al salir de vacaciones, se
encontró con la sorpresa de que sus padres le habían regalado un caballo. Fue
una ilusión inmensa la que le produjo ese regalo, pues además de no esperarlo,
era una gran amante de esos animales. Fue su delirio, pasaba horas y horas
montando a Suki que es el nombre que ella misma le puso al cuadrúpedo.
Pasadas
las vacaciones, cada vez que volvía a casa del colegio, lo primero que hacía
era ir a la cuadra a visitar a su mejor amigo como ella le decía Suki y darse
una vuelta con él. Todo hacía presagiar que sería una gran amazona.
Mariela
seguía creciendo y al tiempo que prosperaba en sus estudios e iba alcanzando
sus metas, su simpatía y su belleza, también iban creciendo. Le encantaba hacer
obras de teatro en el colegio y siempre que podía, con la ayuda de la madre
Joaquina, conseguía algún papel para las fiestas del colegio, cantaba en el
coro y en definitiva era la alegría de todo el que estaba a su lado.
El
colegio llegaba a su final, los años habían pasado casi sin darse cuenta y sus
padres, de pronto se encontraron con una mujercita que había terminado sus
estudios básicos y debía decidir qué camino tomar.
Sus
hermanos, como era natural al ser mayores que ella, ya estaban estudiando cada
uno su carrera universitaria. Félix Ingeniero Agrónomo como su padre. Colás,
prefirió la Economía y Lucas decidió hacer Medicina ya que decía seré el primer
médico de la familia, pues anteriormente no había ningún caso. ¿Y Mariela que
haría?
Pasaba
el tiempo y no se decidía por nada, siempre decía lo mismo, me lo tengo que
pensar muy bien. Un buen día, en la hora del desayuno, estando todos juntos a
la mesa, dijo con voz rotunda.
-Ya sé
lo que quiero hacer-
Todos
la miraron asombrados. Tú dirás
-Quiero
estudiar Bellas Artes-, pues mi ilusión es ser artista.
A Don
Juan casi le da un patatús y a doña Petra no digamos, ¿Cómo que ser artista?
¿Qué clase de artista?
-Me
gustaría ser cantante o dedicarme al teatro e incluso compartir las dos cosas-.
No
puede ser decía D. Juan, para eso te hemos educado en el mejor colegio de la
ciudad. Estás preparada para hacer lo que quieras, pero ¡artista! Dios mío que
desastre. ¿Y la plantación, que vas a hacer con ella?
-No te
preocupes papá, que con tu ayuda y la de mis hermanos, la sacaremos adelante,
pero primero he de satisfacer a mi corazón y lo que me pide por el momento es
prepararme para ser artista.
Capítulo 3
Su juventud
Después
de mucho pensar y tratar de convencerla, sus padres no fueron capaces de
persuadirla y de hacerla desistir de eso que ellos llamaron un antojo, con lo
cual no tuvieron más remedio que dejarla matricularse en la facultad de Bellas
Artes, aunque para ellos era un autentico desatino. Pensaban que si se lo prohibían
sería peor, habría que dejarla empezar y ella sola se desengañaría y daría
marcha atrás, pero cuan engañados estaban.
Mariela,
comenzó su carrera y al igual que en el colegio su entusiasmo iba en aumento y
cada vez tenía más logros, tanto en la parte escénica como el canto. Era un
autentico prodigio, cada curso estaba más y más contenta de haber elegido esa
carrera. Se decía ella misma que le esperaba un futuro brillante.
Los
padres dentro de no estar de acuerdo con la decisión que su hija había tomado,
no tenían más remedio que viéndola feliz, aceptar la situación y pensar que en
un futuro, una vez terminada la carrera, decidiese ocuparse de la plantación
que para ella habían adquirido.
Mariela,
cada día se volcaba más y más en sus estudios y progresaba de una forma que
hasta sus profesores, estaban asombrados del camino que llevaba. Era un
monstruo de la escena según ellos y cantando no tenía rival, le auguraban un
futuro de lo más prometedor si seguía por ese camino y la suerte le sonreía un
poquito. Solo se dedicaba a lo que realmente le interesaba, otras chicas de su
edad, ya andaban ennoviadas o salían cada día con amigos, pero Mariela, era
única, nada le interesaba a parte de sus estudios como había venido haciendo
desde que tenía uso de razón.
Su
hermano Félix, termino su carrera varios años antes que ella como era natural puesto que era el mayor y con muy
buenos resultados. Nada más salir de la facultad, se incorporó a trabajar en la
primera empresa que D. Juan había creado y poco después se casó con Alba una
chica de muy buena familia con la que había estudiado en la facultad. Eran muy
felices y Mariela, desde el momento en que conoció a su cuñada Alba, se
hicieron grandes amigas, eran muy afines en gustos y las dos de un carácter
similar muy abierto.
Colás,
también había terminado la carrera poco después que Félix se casase, pero él de
momento no tenía ni novia, solo amigos con los que se divertía todo lo que
podía. Se dedicó a los temas financieros de todas las empresas de D. Juan el
cual estaba muy orgulloso pues sabía que de esa forma toda la cuestión
económica de la familia estaba en buenas manos y así nadie de fuera sabría nada
de las inversiones o el capital que ellos poseían.
A Lucas
se le dio un poco peor su carrera pues había asignaturas que se le habían
atravesado un poco por su dificultad, pero que el chico con mucho tesón las fue
sacando adelante, por ese motivo terminó la carrera al tiempo que Mariela, aún
llevándose casi dos años de diferencia de edad.
Mariela,
como era de esperar, todas sus notas eran de sobresaliente y no cabía en sí de
gozo al presentárselas a sus padres. Había logrado lo que se había propuesto,
ser una artista, por lo menos de título, ahora quedaba lo más difícil, ser
contratada por alguien para comenzar a trabajar.
Pronto
lo haría…..
Capítulo 4
Sus comienzos
Tales
habían sido las notas en su graduación, que pronto le comenzaron a salir
contratos a pequeña escala, siempre haciendo pequeños papeles en la escena, así
como de segunda actriz en algún teatro musical. Tenía éxito pero ella misma se
decía, el triunfo llegará y será sonado.
Recorría
todos los teatros de su país y poco a poco le iban lloviendo contratos más ambiciosos de los cuales tenía que
seleccionar los que más se aproximaban a su estilo, tanto teatral como musical.
La fama dentro de su tierra en muy poco
tiempo se fue acrecentando, ya no era la principianta a la que llamaban para
darle cuatro perras por actuar.
Un día
llegó a Puerto Rico un famoso empresario, D. Rafael Atienza, al cual le fue presentada
en una cena de gala y después de unas copas le dijo en un apartado que estaba
interesado en hablar con ella.
D.
Rafael, era muy conocido en toda Sudamérica y le propuso salir de gira por unos
cuantos países, como Cuba, Argentina, Chile, ella se ilusionó mucho pero le
pesaba salir de su país dejando solos a sus padres pues ya se estaban haciendo
mayores y sobre todo salir sola en una compañía en la cual no conocía a nadie.
–Eso, no tiene importancia, mi querida Mariela- Buscaremos una solución antes
de firmar el contrato que en breves días te traeré para que lo estudies.
Pasados
unos días, D. Rafael Atienza, se presentó, previa invitación en su domicilio en
el cual conoció a sus padres, prometiéndoles que no tuviesen miedo, pues a su
lado nada habría de pasarle. Además una de las clausulas del contrato que iban
a firmar si era de su agrado, consistía en que Mariela pudiese llevar consigo a
una persona de su total confianza, pues el no habría de poner pegas.
Mamá,
¿podrías acompañarme tú?
No
cariño, yo ya no estoy para tanto viaje y cambios de horarios, además no quiero
dejar a tu padre tanto tiempo pero si acepta, quien podría acompañarte y lo
haría seguro tan bien como yo, sería Neli, tu tata, no en vano ella ha sido la
que te ha criado desde que naciste y siempre estuvo a tu lado en lo que yo
trabajaba con papá. Además es bastante más joven que yo y podrá soportar mejor
ese ritmo de vida.
Llamaron
a Neli al despacho y cuando apareció, D. Rafael, quedose asombrado pues,
realmente Neli no parecía la criada como el suponía. Era una mulata de color
muy claro que casi podría decirse que estaba tostada por el sol, atractiva de
cara, sin ser bonita y con un gran cuerpo, andaría por los cincuenta pues
cuando entro en la casa para hacerse cargo de Félix, el mayor de los hijos de
los Mendizábal Pérez, apenas era una niña. Podía decirse que llevaba toda la
vida en esa casa que hasta hoy también consideraba la suya.
Comentaron
a Neli la propuesta que D. Rafael hacía y quedose esta un poco atónita, pasados
unos segundos contestó con voz clara y serena. Yo acompañaré a mi niña Mariela
hasta el infierno si fuese preciso, con mucho gusto, a pesar de darme mucha
pena de dejar solos a los señores, pero como los tres niños ya son grandes,
sabrán apañárselas sin mí.
Comenzó
la lectura del contrato y todo estaba a gusto de los presentes, a Neli también le pagarían un salario por ser
la dama de compañía de Mariela. Hubo un punto que Mariela dudó pues no le
agradaba dejar su nombre verdadero para convertirse en alguien que realmente no
existía, pensó, ¡me convertiré en un fantasma!, ¿Cómo será mi vida en el papel
de NORA MENDEZ? ¿Tendré que dejar mi personalidad? ¿En quién me voy a
convertir?
D.
Rafael le convenció, de que solo se trataba de tener un nombre artístico, pues
Mariela, era demasiado dulce para aparecer en los carteles teatrales, debía de
sonar fuerte, con garra, un nombre que denotase una gran personalidad, que
aunque ella la tenía su nombre carecía de ella. Mariela, a pesar de sus dudas
terminó por aceptar pues, en realidad tampoco suponía tanto, solo sería para la
escena y ella seguiría siendo la misma. Además, teniendo a Neli a su lado,
siempre sabría cual era su origen y su realidad.
Hubo de
trabajar muy duro durante bastante tiempo, preparando la gira, los trajes que
habría de lucir en escena, adaptarse a la compañía que para ella era totalmente
desconocida y aunque ella era la estrella principal, la protagonista, quería
saber todo sobre los componentes restantes, estar muy segura de que todos los
personajes, sabían en condiciones sus papeles correspondientes, no quería dejar
ningún cabo suelto antes de salir del país y sobre todo no quería ni un fallo
que les pudiese llevar al fracaso después de tanto esfuerzo.
Llegó
el día de la partida y toda su familia fue a despedirla al puerto, -pues
entonces se viajaba en barco, sobre todo con la cantidad de baúles que toda la
compañía acumulaba-, y a recordar a la tata Neli el papel tan importante que se
le había encomendado, debería tener cien ojos, pues en ese mundo ya se sabe que
hay muchos moscones revoloteando alrededor de las estrellas. Dentro del barco,
se acomodaron en su camarote, siempre las dos juntas y comenzaron una travesía
que aunque no era demasiado larga, si representaba para las dos la primera
salida de su tierra, una aventura que no sabían cómo terminaría, ilusiones sin
fin y si Dios lo quería un enloquecedor éxito para Mariela.
Capitulo 5
La consagración
El día
del estreno en Cuba, fue un exitazo de lo más inesperado, el teatro se caía de
los aplausos que el público le rendía, NORA, aturdida salía una y otra vez a
saludar, más de quince minutos seguidos de ovación. Neli entre bambalinas,
lloraba sin cesar pues nunca hubiese imaginado que su querida niña fuese a
obtener en su primera función un éxito tan grande.
Al
subir al camerino, había una autentica avalancha de reporteros, para
fotografiarla y entrevistarla, así como innumerables ramos de flores, no daba
crédito Mariela a todo lo que tan solo en unas horas estaba sucediendo. Después
de mucho rato y cuando logró zafarse de aquel gentío, se pudo abrazar a Neli
para celebrar en sus brazos aquel rotundo éxito. Se cambió y desmaquilló y se
disponía a salir hacia el hotel junto a Neli, cuando tocaron a la puerta del
camerino suavemente. Era D. Rafael que venía a buscarlas para celebrar esa
misma noche con una gran cena, el debut tan tremendo que había obtenido. No
pudo negarse, pero si le pidió por favor que le dejase un tiempo para poder
llamar a su casa y darles ella misma la noticia a sus padres, estarían ansiosos
esperando esa llamada.
Una vez
que hubo realizado la llamada, salieron para el mejor restaurante de Cuba en
donde les aguardaban otros empresarios a los cuales fue presentada. En esos
momentos se sentía como una reina a la que todo el mundo adulase, pero en
realidad sus pensamientos solo abrigaban la idea de poder irse al hotel a
descansar, pues de momento todos esos agasajos, le venían grandes, ella era de
una familia adinerada sí, pero a la vez muy sencilla en la que nunca se había
visto tanta ostentación para celebrar un éxito. Su padre sin ir más lejos,
había triunfado en los negocios y solamente con su familia había celebrado y de
manera intima los logros conseguidos. Aquello le parecía demasiado y además al
día siguiente no podría estarse todo el día en la cama, por Dios, con lo activa
que era ella y en compañía de Neli, quería recorrer toda la ciudad, le habían
hablado de lo bonita que era y además como no estarían muchos días allí, quería
adquirir algún recuerdo para sus padres y hermanos y sobre todo para Alba, su
cuñada que estaba en estado de buena esperanza y le hacía mucha ilusión comprar
algún regalito para su futuro sobrino.
Nora no
podía pensar que aquel éxito le iba a retener en Cuba nada más y nada menos que
dos meses, con lo cual no podría volver a su tierra antes de ir a Chile que era
el próximo debut. Se había prolongado demasiado y los planes de D. Rafael había
que cambiarlos. Le sabía mal el no poder ver a sus queridos padres en tanto
tiempo pues, si en Chile pasaba lo mismo, irían directos a Argentina y la gira
se alargaba mucho más de lo esperado. En aquel tiempo, los viajes se demoraban
en el tiempo pues había que hacerlos en barco y aunque era muy cómodo
inevitablemente se tardaba bastante. Neli, estaba encantada pues esa situación
le estaba permitiendo ver y hacer cosas que nunca hubiese soñado. Los baños en
la piscina del barco, las compras en las tiendas del mismo, los paseos por
cubierta acompañando siempre a Mariela, sin lugar a dudas todo maravilloso.
Cuando
llegaron a Chile, lo primero como es natural fue instalarse en el hotel, de
gran categoría por supuesto y después ir a visitar su lugar de trabajo,
inspeccionar todo como era su costumbre, no quería dejar nada al azar, después
de lo de Cuba, allí no podía ser menos, le comenzaba a picar el gusanillo del
éxito, ya se sentía una de las grandes, para sí se decía, si trabajas bien qué
fácil es triunfar, pero bien sabía que no era así. ¿Cuántas lo habían intentado
y no les había salido como a ella?, también jugaba en su favor mucho la suerte.
La
primera noche consiguió otro éxito tan grande como el de Cuba, al término
cuando comenzaron los aplausos, ella salió reiteradas veces a saludar y a
llegar al camerino, la misma inmensidad de ramos de flores, no tantos
fotógrafos, fue menos agobiante. Cuando comenzaba a cambiarse, tocaron a la
puerta y Nely salió a abrir como de costumbre. Era un admirador, que se había
atrevido a ir en persona a pedir un autógrafo, se había quedado prendado de
ella.
Nely,
dijo al visitante que debería esperar fuera pues Nora estaba cambiándose y
tardaría bastante en salir. Sin más le dio con la puerta en las narices.
Ya te
lo decía yo, ¿Qué raro que hasta ahora no hubiese aparecido ningún moscón?
Cuando
Nora terminó de cambiarse, salió seguida de Nely y como era de esperar allí
estaba el moscón.
Buenas
noches señorita Nora, solamente quería felicitarle por su gran éxito y pedirle
un autógrafo.
Muchas
gracias caballero, será un placer firmarle el cuadernillo de la obra.
Nora
logró por fin salir a la calle y dirigirse hacia el hotel donde como de
costumbre, antes de cenar haría la pertinente llamada a sus padres para luego
dirigirse al comedor y cenar con D. Rafael y Nely para comentar todo lo
sucedido. Tras la cena, se subió a la habitación pues estaba cansadísima y
necesitaba un buen baño y un descanso que bien lo tenía merecido.
Al día
siguiente, al terminar la obra y llegar a su camerino, allí se encontraba
nuevamente el moscón, esta vez con un gran ramo de flores. Nora muy cortésmente
se lo agradeció y cerró la puerta tras
ella, Nely le dijo, ya empezamos, esto es lo que yo tanto me temía, hoy es uno
mañana dos y al final ¿cuántos serán?
No te
preocupes mujer, es normal si al hombre le ha gustado la obra.
Si en
realidad lo que me preocupa es que lo que le ha gustado es la protagonista y no
haya forma de quitárselo de encima.
Fueron
pasando las noches y una tras otra el mismo moscón seguía acudiendo a la puerta
del camerino con la misma cantinela, todas las noches el ramo de flores y la
felicitación. Una noche fue un poco más osado y le propuso salir a cenar con
él, pero Nora que aunque joven era astuta, le dio calabazas pues la impresión
que le dio es que podía ser hombre casado. No obstante el tiempo que duró en
ese teatro la compañía, que se aproximó al mes, no dejo de acudir ni una sola
noche.
Llegó
el momento de recoger los bártulos y zarpar para Argentina. –Que ganas tengo de
llegar, le comento a Nely, una vez estuvieron instaladas en su camarote-. La
verdad es que estoy muy contenta de cómo están saliendo las cosas, pero hecho
mucho de menos a mis padres y mi casa, ¿Cuánto tiempo nos quedará para regresar
pues aquí, en Argentina son varias las ciudades que hemos de recorrer?
Bien es
verdad que le gustaba su trabajo pero era muy cansado y una vez terminada la
gira por Argentina, volvería a casa a descansar una buena temporada al abrigo
de los suyos y mientras prepararía otros proyectos y estudiaría los siguientes
libretos, además quería también debutar como cantante.
Buenos
Aires era una gran ciudad en la cual el público era muy aficionado al buen
teatro y desde la primera noche fue un total éxito. Como en las ciudades
anteriores al terminar la función, siempre se encontraba con el camerino lleno
de flores, bombones e incluso alguna joya de algún admirador. Una noche se
presentó a la salida del teatro un tal Roque Muñiz, muy elegante él y muy bien
plantado que se brindó a acompañarla hasta el hotel y si aceptaba le invitaría
a cenar. Nora en ese momento y dejándose llevar por la adulación, aceptó y cenó
con él. Muy cortés el señor Muñiz, todo galantería, hablaron del teatro, de lo
mucho que a él le gustaba, cosas muy superfluas, al término de la cena, tomaron
una copa en el salón de baile del hotel y se atrevieron incluso a bailar alguna
pieza, todo guardando las más estrictas formas de comportamiento. No obstante,
Nely no les perdía ojo desde una mesa más alejada y en compañía de D. Rafael,
con el que había hecho muy buenas migas y parecían los perros guardianes de
Nora.
Pasaban
los días y Roque Muñiz seguía acudiendo a buscar a Nora noche tras noche, hasta
que un día le confesó que se había enamorado perdidamente de ella desde el
primer momento en que la vio. Nora, muy amablemente le contestó que estaba muy
agusto con él pero que no entraba en sus planes enamorarse por el momento,
nunca lo había estado en la vida y que pensaba que el día que surgiese sería
algo muy especial para ella, ahora solo le interesaba su trabajo y pasar
pequeños ratos con algún buen amigo que es lo que a él le había considerado.
Siguió
acudiendo al teatro todos los días pero las cenas y las salidas se fueron
distanciando, se limitaba a estar en el patio de butacas y después esperarla a
la salida del camerino para saludarla. Una noche en la que Roque Muñiz estaba
esperando a que Nora saliese, se acercó a la puerta del camerino, un hombre
alto, rubio como de unos cuarenta años, bien parecido. Llamó a la puerta y como
de costumbre salió Nely para ver quién era. Soy un admirador de la señorita
Nora y quisiera saludarla.
Bien
señor mío, habrá de esperar a que termine de arreglarse y pueda salir.
Pasados
unos minutos, Nora cogió su bolso y seguida de Nely como siempre salieron del
camerino. El hombre estaba apostado en la pared de enfrente esperando para
pedirle un autógrafo y felicitarle por el éxito que estaba teniendo. Nora
agradecida, le firmó el cuadernillo de la obra y le dio la mano. En ese
momento, Roque Muñiz que se había escondido en un recodo del pasillo, salió
enfurecido y sin mediar palabra, le asestó una puñalada en el costado,
dejándolo mal herido. Nora y Nely, gritaron todo cuanto pudieron tratando de
socorrer al pobre hombre que su delito simplemente había sido saludar a la
primera actriz de la compañía. Las asistencias acudieron pasados unos minutos y
trasladaron al hospital más cercano al herido, pero los esfuerzos fueron
infructuosos, pues falleció en el trayecto.
Del tal
Roque Muñiz, no se volvió a saber nada y gracias a Dios que en dos días
terminaban la puesta en escena de Buenos Aires. Ni que decir tiene que D. Rafael
no la dejó sola ni un omento pues ella además estaba aterrorizada.
El paso
por las otras ciudades fue tranquilo aunque no menos exitoso, pero como Nely
decía, no hubo moscones pesados y pudieron terminar la gira con tranquilidad.
Capítulo 6
El regreso a casa
Después de muchos meses fuera del hogar para Mariela
pensar que estaba llegando a su casa, poder abrazar a sus padres y sus
hermanos, era el mayor éxito de los últimos tiempos. Pensaba descansar todo lo
que pudiese, hasta que D. Rafael le diese otra oportunidad, la cual no habría
de tardar, pues él estaba tan entusiasmado como ella de lo bien que les había
ido en la gira.
No
tardaron en llegar y pudo encontrarse con todo el amor que siempre le habían
profesado. También conoció al más pequeño de la familia Hugo, el hijo de Alba y
su hermano Félix, que agradable un miembro más de la familia, tenía pocos días
y era un infante de lo más precioso, sonrosado y morenito como sus
progenitores. Alba le comunicó muy entusiasmada que ella sería la madrina de su
bautizo y que hubiesen esperado lo que hiciese falta hasta su regreso pues no
podía ser otra la que le llevase a la pila bautismal en sus brazos. Se
abrazaron con la misma complicidad de siempre y el mismo cariño.
Para la
cena se reunieron todos los miembros de la familia, sus hermanos Félix y Alba,
Colas, Lucas y Nely que no podía faltar pues junto a ella tenían muchas cosas
que contar. También acudió un joven muy alto, moreno de pelo rizado, con unas
facciones un tanto indígenas que fue presentado a Mariela como Gonzalo
Balbuena. Se estrecharon las manos y en ese momento supo que era un Ingeniero
Agrónomo, compañero de facultad de Félix
y al que habían contratado para que llevase la plantación de caña de azúcar
perteneciente a ella. Félix tenía demasiado trabajo y no podía atender a todo y
Colas con los números tenía suficiente. Lucas como ya se sabía de las empresas
no quería saber nada, solo su medicina vocacional de la cual estaba teniendo
muy buenos resultados, e incluso había pensado en algún momento en dedicar
algún tiempo a la investigación. Papá ya está mayor, comento Félix y debe
cuidarse mucho pues su corazón no está para muchos sobresaltos. Fue así, como
Mariela supo de la grave enfermedad que aquejaba a su padre en los últimos
tiempos y de la cual a ella no le habían informado pues no deseaban preocuparla
durante
su gira y que fuese lo más feliz posible. Le explicaron lo que le había
ocurrido y por lo tanto no debía ni alterarse ni seguir trabajando al ritmo que
lo había venido haciendo, pues la realidad palpable es que D. Juan contaba ya
con ochenta años muy trabajados.
También
le pusieron al corriente de cómo iba su plantación y para eso, nadie mejor que
Gonzalo para explicarle todos los pormenores. Gonzalo se puso a hablar con
Mariela dándole todos los detalles posibles y prometiéndole llevarla en breve a
visitarla e in situ poder detallar más las novedades sobre la misma. Los dos
jóvenes, charlaban sin parar y a la vez no dejaban de mirarse a los ojos, ella
pensaba, ¿de dónde habrá sacado mi hermano este morenazo?, nunca había visto un
hombre igual. El se decía lo mismo, nunca pensé que mi propia jefa fuese una
joven tan atractiva y de singular belleza. Cuando actúe en los escenarios, los
hombres se la rifaran y querrán comérsela con los ojos. He tratado a muchas
mujeres pero ninguna tan bonita como esta. Estaban los dos entusiasmados,
podría decirse que acababa de surgir un flechazo de los gordos, tanto es así
que la visita a la plantación la planearon para el siguiente día sin más
demora, estaban ansiosos los dos por volver a estar juntos y charlar de la
plantación o de cualquier cosa.
Al día
siguiente madrugaron para no hacerse esperar ninguno de los dos, fueron muy
puntuales pues en el transcurso de la noche habían pensado el uno en el otro. Salieron
en el coche de Gonzalo y se dirigieron a la plantación, allí Mariela, fue
presentada a todos los campesinos que en ella trabajaban como la única jefa y
que hasta ahora no habían podido conocer por estar fuera del país. Que
agradable era todo ver que aquellas tierras la pertenecían por entero y eso sí
gracias a su padre que fue quien las compró. Las pasearon lentamente sin
importarles el calor que hacía, no sentían nada más que una sensación de paz y
tranquilidad estando juntos, parecía que llevase media vida juntos. Cuando
terminaron la visita, Gonzalo la devolvió a su casa pero Mariela no pudo
resistirse y le invitó a comer. Una vez terminada la comida, le dijo que si no
le importaba volvería con él para ir haciéndose más a la idea de que aquello le
pertenecía. No era cierto solo quería estar cerca de él y Gonzalo acepto
gustoso pues le ocurría lo mismo. Pasaban los días y eso se había convertido en
una costumbre, una costumbre maravillosa, comían, cenaban, salían juntos alguna
noche de fin de semana, en fin se hicieron inseparables, hasta que un día según
estaban bailando, Gonzalo la cogió de la cintura y apretándola contra su pecho,
la besó. Un beso que Mariela no rechazó ni mucho menos y que cuando lograron
separarse y él le preguntó si le había gustado, ella le contestó que lo único
que pensaba es que no lo iba a hacer nunca. Lo verdadero es que fue amor a
primera vista.
Una
noche mientras dormía, oyó gritar a su madre Mariela y rápidamente salió de su
cuarto, tropezando en el pasillo con Nely, se dirigieron a la alcoba paterna,
allí estaba su madre llorando sin parar y su padre en la cama tendido, parecía
dormido pero no, estaba muerto, le había repetido el infarto y esta vez no le
había podido superar. Que inmenso dolor sintió Mariela con esa pérdida, no
podía creerlo, su padre, su querido padre ya no estaba con ella, ya no podría
aconsejarla ni mimarla cuando estaba a su lado. En esos momentos tan tristes,
solo la compañía de Gonzalo le hacía volver
a la vida, llenaba su espacio e incluso algunos días le hacía sonreír,
fue su gran apoyo, el bastón donde sujetarse pues el resto de la familia
estaban tan apenados como ella y solo el pequeño Hugo era ajeno a la tremenda
tragedia por la que esa familia estaba atravesando. Pasaron los funerales y todo
parecía volver a la normalidad aunque muy despacio y de todas formas, era una
falta tan grande la que sentían todos que les costó mucho tiempo superarla.
Sonó el
teléfono y Nely acudió acontestar.
-Aló,
si un momento, enseguida se pone al aparato-
Niña, es
para ti, dijo Nely.
¿Quién
es?, preguntó Mariela
-D.
Rafael- se ha enterado de lo de tu papá y quiere presentarte sus respetos.-
Bien,
enseguida voy.
-Aló,
¿Quién es? A si D. Rafael, ¿Cómo está?, si bien claro le espero en una hora me
va bien.
Cuando
apareció D. Rafael por la puerta del salón, Mariela se echó en sus brazos
sollozando sin parar. ¡Qué desgracia! Como iba yo a imaginar que estaba
esperando mí regreso para morir.
No te
atormentes niña, dijo D. Rafael, son las cosas de la vida y todos los seres
humanos tenemos ese mismo destino, unos antes y otros después, tu papá era
mayor y al menos no ha sufrido en el tránsito de un mundo al otro. Hablaron de
muchas cosas, hicieron comentarios sobre la gira ya terminada y con el paso de
la conversación Mariela parecía haberse ido reponiendo del sofocón inicial.
También le contó a D. Rafael, la existencia de Gonzalo y lo enamorados que
estaban. Este le felicitó y le dijo que desearía conocerlo para saber con quién
estaba su pupila, pues para él que también era ya un poco mayor, Mariela había
entrado en su vida como una artista pero a día de hoy, la consideraba como una
hija y la cuidaba como tal en compañía de Nely. Por eso deseaba conocer al
intruso que se había colado en su vida.
Pasado
bastante rato, D. Rafael pasó a contar a Mariela sus nuevos proyectos, esta vez
la gira sería más larga y seguramente que la iniciarían en España, actuando en
todas las grandes ciudades, Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, Valencia, eso
le llevaría todavía bastante tiempo en prepararlo pero los ensayos deberían
empezar enseguida pues en esta ocasión, también cantaría en el espectáculo y no
había que dejar ningún cabo suelto, era una obra más complicada.
Mariela
enseguida que se vio libre corrió a contárselo a Gonzalo, al cual no le hizo
mucha gracia que su novia se fuese tanto tiempo de su lado, pero no le podía
imponer nada, era su vida, su trabajo y ella se había consagrado para ello,
había tenido una dura preparación y era
justo que disfrutase un tiempo de su esfuerzo y sacrificio por conseguir algo
que ella había deseado. Por el momento seguían siendo inseparables y
aprovechaban todo el tiempo posible para estar juntos. Un día Gonzalo, cuando
fue a buscarla por la noche para salir a cenar, hizo avisar a su mamá y a Nely
para que acudiesen al salón y estar allí los tres cuando Mariela bajase ya
arreglada, esta al entrar se sorprendió de verlos allí a los tres reunidos,
pues últimamente su mamá, no era muy normal que estuviese fuera de sus
aposentos a raíz de la muerte de su esposo.
Cuando
quieras podemos irnos dijo Mariela dirigiéndose a Gonzalo.
Aguarda
un momento cariño, y metiendo su mano derecha en el bolsillo de la americana,
sacó un estuche que entregó sin más a Mariela.
¿Qué es
esto? Preguntó intrigada.
Ábrelo
y lo verás, es para ti si es que aceptas casarte conmigo.
Se
quedó petrificada, no sabía que responder ni que hacer en ese momento, no
atinaba ni a abrir la cajita para ver su contenido. Cuando por fin logró
abrirla, encontró el solitario más grande que había visto en su vida, pedazo de
brillante, ¿te habrá costado una fortuna? Por Dios, estás loco, mirar, mirar se
acercó a su madre y a Nely para enseñárselo. Eres increíble Gonzalo, no hacía
falta este pedazo de piedra para que te dijese que sí, que me quiero casar contigo
y cuanto antes mejor. Gracias vida mía, eres un ángel, como iba yo a suponer
que me querías conquistar con esto, si sabes de sobra que soy tuya desde
el momento en que nos conocimos. Acepto
de veras. Ahora solo hemos de fijar la fecha de la boda lo más rápido posible,
pues me gustaría que cuando comenzase la gira ya estar casada contigo.
He de
llamar a D. Rafael, comentó Mariela para que le conozcas y comentarle la
noticia.
D.
Rafael, soy Mariela, me gustaría que se pasase por casa para presentarle a
Gonzalo mi novio.
Está
bien pequeña, te va bien esta tarde a las cinco.
Perfecto
a esa hora le estaremos esperando en el jardín con una buena limonada.
Apareció
D. Rafael y como le habían prometido, allí le estaban esperando para hacer la
presentación oficial de Gonzalo, se saludaron correctamente y el empresario no
le quitaba ojo de encima, le observaba cada movimiento, cada ademán que hacía,
escuchaba sus palabras con atención como si fuese la sentencia de un juez.
Pensaba para sí, que hombre a escogido esta mocosa, es una joya al menos por
ahora, guapo, elegante, ingeniero, trabajador. ¿Qué más se puede pedir a un
joven?, la verdad es que aparentemente lo tiene todo, no tengo más remedio que
dar mi beneplácito pues la niña ha sabido escoger. Y ¿para cuándo decís que
será la boda?
Pues en
cierto modo depende de usted, contesto Gonzalo.
¿Cómo
que depende de mí?
Si
verá, le explico, nos gustaría casarnos dijo Gonzalo antes de que usted
decidiese la fecha de la gira por España, así esta señorita se marcharía
habiéndose ya convertido en la señora de Balbuena. ¿Qué le parece?
Bien
por mi parte no hay ningún inconveniente, el único es que estaréis bastante
tiempo separados y para unos recién casados, no me parece lo más oportuno.
Ya
hemos pensado en eso también, nos casaremos y la luna de miel la haremos los
dos juntos de gira por España. ¿Acepta?
Como no
voy a aceptar encantado, así la pobre Nely y yo podremos acostarnos a la hora
que queramos y no estar pendientes de esta niña para que no se acerque ningún
moscón como ella dice.
Pues no
se hable más.
Pasaron
tres meses y entre ensayo y ensayo, la boda se celebró, acudió toda la alta
sociedad Puertorriqueña ya que allí eran muy conocidos como grandes
empresarios. La novia estaba espectacular, bellísima, radiante, lucía una tiara
de brillantes y perlas que le habían regalado sus hermanos y el vestido,
parecía una modelo, era de Balenciaga, modisto español al que fue encargada la
obra de arte, en seda natural con escote en forma de barco y todo bordado en
pedrería. Más que una artista, lo que realmente parecía era una princesa de
cuento. El novio, como siempre elegante con un flamante frac que todavía le
hacía parecer más alto. Recibieron innumerables regalos de todo tipo y como D.
Rafael no iba a quedarse atrás, les regaló un Cadillar de los de aquella época.
Acudió a la boda dando el brazo a su inseparable Nely en los viajes.
Mariela
continuaba los ensayos día tras día e iba preparándose para la marcha hacia
España. En esta ocasión el camarote estaría ocupado por ella y su esposo en
lugar de Naly. Antes de partir, D. Rafael que siempre había estado soltero, les
sorprendió pidiendo la mano de Nely y casarse con ella también antes de partir
y así ocuparían solo dos camarotes, con dos matrimonios. Nely aceptó gustosa pues
desde hacía tiempo le gustaba D. Rafael pero como él no se lanzaba ella solo
hacía de acompañante en las veladas en que cuidaban a Mariela.
Llegó
el día de la partida y aunque le daba mucha pena separarse de su madre, en esta
ocasión iba con ella su gran amor, su esposo. Tardaron mucho tiempo en la
travesía pero no les importaba pues estaban tan agusto, tan compenetrados, que
no sentían el paso de los días es más cuando llegaron a Valencia para
desembarcar, les pareció que el viaje había pasado en un suspiro.
Madrid
era el punto de destino como la capital
que era, y hubieron de tomar un tren para llegar hasta ella. Llegaron temprano
y tomaron un taxi para dirigirse al Hotel Capítol que era uno de los más
elegantes de la época. Deshicieron las maletas y se aposentaron en una suite
que para ellos había sido reservada. Salieron a cenar los cuatro juntos pues
había que visitar la ciudad de la que tanto habían oído hablar a los padres de
Mariela. Era una ciudad hermosa, bulliciosa en su Gran Vía, pero a la vez
hospitalaria, seductora, acogedora, reunía muchos adjetivos en uno solo
maravillosa. La gran urbe, no tenía nada que ver con las otras ciudades de
Sudamérica que había visitado en su gira anterior, esta tenía otro encanto para
ella o es que quizás sabía que era la ciudad de sus antepasados, que allí había
familia de sus padres a la que por supuesto no iba a dejar de visitar pues ya
se lo había rogado su madre, sobre todo primos de ella pues los mayores ya
habían fallecido al igual que sus abuelos.
Enseguida
fueron a visitar el teatro en donde tendría lugar su debut, Teatro Lara se
llamaba y estaba bastante cerca del hotel, con lo cual cuando saliesen después
de terminada la función, podrían pasear, despejarse un poco en lugar de tomar
un taxi e ir directos al hotel, mejor así, además cada día podrían cenar en
algún restaurante distinto al del día anterior.
Capítulo 7
El debut en España
A la
salida del hotel hacia el teatro, Mariela ya se había convertido nuevamente en
Nora Méndez, en esos momentos dejaba de ser ella para convertirse en el
personaje ideado por D. Rafael. Gonzalo le había pedido que se llamase Nora
Balbuena pero ella dijo que se había bautizado como Méndez para la escena y que
así seguiría, no podía ni quería defraudar a quien tanto había hecho por ella,
poniéndola de primera actriz nada más comenzar su carrera. Le estaba muy
agradecida y con ella se había portado siempre como si fuese su padre. Además
si en la ficción se llamaba Nora Balbuena, ¿Qué dejaba para su intimidad?, por
eso Gonzalo no tuvo más remedio que aceptarlo.
En la
función, no solamente hacía Nora de actriz sino de cantante y era su debut como
tal. El éxito fue arrollador, el teatro se venía debajo de los aplausos, más de
veinte minutos el público en pie sin dejar de aplaudir, era algo inesperado,
nadie en esa época había conseguido algo así, Nora tuvo que salir a saludar
innumerables veces y el telón no hacía más que subir y bajar. Su esposo, así
como Nely y D. Rafael, estaban asombrados se les saltaban las lágrimas, que éxito,
que éxito, increíble fue lo de Sudamérica pero esto es todavía más estremecedor
pues las dificultades eran bastante más grandes y además las canciones no eran
nada fáciles, teniéndolas que combinar con las escenas. Realmente, NORA era una
gran actriz.
Tenían
que ir apartando a las personas que había en los pasillos Gonzalo junto con
varios empleados del teatro para que la dejasen pasar al camerino y cuando a
este llegó, no se podía ni contar las flores que en el mismo había. Estaba muy cansada y solo quería
llegar al hotel para acostarse, creía que esa noche ni tan siquiera cenaría.
Tardaron mucho en poder zafarse de aquel gentío que la aclamaba sin cesar, a la
salida en la calle seguían esperándola enfervorecidos por tan gran artista.
Ella quería ir andando al hotel pues así le daría el aire, pero era imposible
dar un paso, la multitud la seguía y Gonzalo que la llevaba cogida por la
cintura, casi le era imposible seguir sus pasos, no la debía soltar pues temía
que la tirasen y por más que pedían por favor que los dejasen, el público más y
más la seguía aclamando.
D.
Rafael y Gonzalo, decidieron que los próximos días saldrían por la salida de
emergencia, cuando ya hubiese pasado un buen rato de terminada la obra.
Debido
al éxito obtenido, en Madrid hubo que prolongar la estancia y estuvieron casi
tres meses, no lo podían creer. De Madrid fueron a Barcelona, donde sucedió lo
mismo, noche tras noche, dos meses de estancia, aclamada como una reina, de
allí Bilbao, La Coruña, Valladolid, otra vez Madrid durante un mes más y de ahí
a Sevilla, en cada ciudad se repetía el mismo éxito, ya solo les quedaba
Valencia que había sido escogida para las últimas actuaciones ya que desde allí
partirían otra vez para Puerto Rico.
Una vez
en Valencia, se tomaron una semana de descanso en lo que terminaban de preparar
el teatro en el cual iba a actuar. Hacían compras, iban a la playa, era tan
relajante aquel clima. Una vez comenzado el espectáculo, una noche, estando en
el camerino, tocaron a la puerta y Nely como de costumbre abrió. Un grito
ensordecedor dio la mujer al ver quien estaba tras la puerta, nada más y nada
menos que Roque Muñiz. Lívida se quedó Nora, pues al oír gritar a Nely, salió
en bata a ver qué era lo que pasaba. Dios mío…
-Hola
princesa, ¿a que no me esperabas?-
Márchese
de aquí de inmediato, dijo gritando todo lo más que podía.
-No me
marcharé hasta que no vengas conmigo, te llevo siguiendo por todos los teatros
desde aquella noche, pero aquí no me conoce nadie-
En ese
momento llegaron los empleados del teatro que habían oído el grito de Nely y
las voces que Nora daba.
Llamen
a la policía, llévense a este monstruo de aquí.
El se
resistía, pero al ver que aquello iba en serio, decidió marcharse.
Nora
cerrando la puerta, se echó a llorar
abrazada a Nely.
No llores
niña, termina de arreglarte y bajemos que Gonzalo y Rafael nos esperan.
Yo no
sé si voy a poder seguir actuando sabiendo que este loco está suelto Nely,
tengo miedo, será capaz de hacer otra locura como entonces. Temo por Gonzalo y
por Rafael que si se enteran no nos van a dejar solas y este tipo es capaz de
cualquier cosa.
Será
mejor que no nos dejen solas mi niña, así verá que hay dos hombres velando por
ti y no se atreverá a volver a arrimarse tan siquiera.
En
efecto, los esposos, no se separaron de ellas ninguna noche hasta que llegaban
al hotel, para ellas era una seguridad, pero Nora seguía teniendo mucho miedo.
Una vez terminado el contrato, le pidieron una prorroga más debido al éxito
obtenido, hacía tiempo que no se hacía en aquel teatro tanta taquilla. D.
Rafael habló con Nora pero esta decidió
que no seguía más. Aunque le ofreciesen el doble de lo pactado, ella no
aceptaba, quería volver a su casa, a ver a su madre y a estar en su refugio
como ella decía.
Desmontaron
todo el teatro, comenzaron a recoger baúles que parecía que nunca se iba a
terminar y fueron llevándolos al puerto en espera de embarcar. Había que
esperar unos pocos días hasta que llegase el día de la partida.
Mientras
salían a comer y cenar fuera del hotel, estaban de lo más relajados hasta que,
una tarde, a la entrada del mismo, salió un hombre de un portal junto al mismo
y sin mediar palabra, clavó un estilete en la espalda de Nora. Gonzalo pudo
volverse con rapidez y agarrarlo por el cuello cuando este comenzaba a correr,
lo tiró al suelo y con suerte que no se le pudo clavar también a él, pues esa
era toda su intención. Se revolvía como una culebra. Los conserjes del hotel
que lo habían visto todo, llamaron a una ambulancia al tiempo que a la policía,
la cual acudió rápidamente.
Nora
fue llevada al hospital con gran celeridad y una vez que le hicieron una cura
de emergencia, la ingresaron para hacerle pruebas y ver si le había afectado a
alguna parte que a simple vista no se apreciase.
La
policía se llevó a Roque Muñiz detenido por la agresión a Nora y haber
intentado hacer lo mismo a su esposo, pero cuando el inspector se personó en el
hospital para hacerle un interrogatorio, esta les contó lo que había pasado con
este individuo tiempo atrás, en Buenos Aires y que nunca había sido castigado
por la ley, pues no fueron capaces de encontrarlo en toda Argentina.
El
tiempo que habían planeado tener libre antes de embarcar, lo tuvo Nora que
dedicar a cuidarse de la herida producida por Muñiz, además al hacerle todas
las pruebas pertinentes, analíticas etc., le confirmaron que estaba en estado
de buena esperanza. Dentro de lo mal que lo había pasado, fue la mejor noticia
que les podían haber dado.
Capítulo 8
La vuelta a Casa
Mariela,
una vez que habían embarcado, se sintió tranquila y a salvo de aquel
esquizofrénico que casi le arranca la vida, como hizo con aquel pobre hombre en
Buenos Aires.
Gonzalo
no se apartaba de ella ni un momento pues se sentía el hombre más feliz del
mundo estando a su lado y deseaba llegar a Puerto Rico cuanto antes para que
Mariela estuviese tranquila esperando la llegada de su primer hijo. ¿Qué
alegría les iban a dar a la familia cuando supiesen la buena nueva? Habían
pasado casi un año de gira y no había estado nada mal como luna de miel, aunque
Mariela hubiese tenido que trabajar duro, pero le había compensado el estar con
ella.
Nely y
Rafael, formaban una pareja ideal, estaban cada día más enamorados y para ellos
la paternidad ya no era posible, pero soñaban con la llegada del hijo de
Mariela que para ellos sería como su nieto.
D.
Rafael, seguía preparando proyectos de obras teatrales, cuyos papeles le irían
muy bien a Mariela, pero ella ¿querría nuevamente ser Nora Méndez?.
Pilar
Moreno – Noviembre 2012