Con los años siento haber
cumplido con la misión
encomendada,
juventud con arreglo a los
tiempos
casamiento eclesial
hijos criados con esmero.
Que conciencia más tranquila,
para cuando el hacedor me
llame,
los padres cuidados por ambas
partes,
el marido, ay el marido,
atendido
sin descanso hasta el último
instante,
los hijos preparados para el
mundo,
los nietos adorados, pero,
al amparo de sus padres.
Ya nada me queda,
solo que Dios me guarde,
esperando que el amor de los
hijos
sea solo como el que merece
una madre,
que cuando llegue mi hora,
juntos me acompañen,
sabiendo de cierto que…
como yo los he querido,
no los va a querer nadie.
PILAR MORENO 15 mayo 2019
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