Si pensamos que el amor es una situación de enajenación mental transitoria, en la mayoría de los casos puede aplicarse. Pero, hay otras situaciones en las que realmente no se dan estas circunstancias. Se da en parejas que viven enamoradas desde que se conocen hasta el final de sus días, pasan sus vidas unidas sin separarse nada más que lo estrictamente necesario. Y cuando llega el final la pareja que queda muere al poco tiempo de pena y de soledad.
Voy a relatar en caso de una
persona que conocía al amor de su vida desde niña, habían jugado juntos y
prácticamente se veían a diario ya que eran familia cercana. Cuando se
encontraban, la mirada de los dos delataba el cariño que entre ellos había, se
adivinaban las chispas que de aquellos ojos salían. Desde muy jóvenes salían al
cine, al teatro y a cualquier evento, eran inseparables. Jamás a lo largo de
tantos años, hubo ningún roce, solamente un beso como hermanos, en la cara,
cada vez que se veían, al salir a pasear o al cine simplemente se cogían de la
mano o en todo caso él le echaba el brazo por encima y mientras reían la
apretaba contra él. Lo pasaban genial pues el carácter de los dos les hacía
pasar ratos increíbles, siempre con bromas y chascarrillos, que les hacían reír
sin parar.
Una noche contando ella diecinueve
años y el veintitrés, salieron como de costumbre, cenaron en una cafetería y
acudieron al cine. La película comenzó y él le pasó el brazo por encima del
hombro, cosa que hasta ese día no había ocurrido, la comenzó a arrimar contra
él y en un determinado momento la besó intensamente. Ella no se resistió para
nada pues en el fondo lo deseaba con todas sus fuerzas, fue lo más maravilloso
que le había pasado jamás, en ese momento llegó a tocar el cielo, no podía
creer que lo que tanto tiempo llevaba esperando estuviese ocurriendo. El
momento más feliz de toda su vida. A él se le veía también feliz y apasionado.
A la salida del cine cogidos de
la mano él la tomo contra su pecho y le pidió perdón. “No hay nada que
perdonar, lo deseaba” Yo también lo deseaba, pero esto es el final, no podemos
seguir.
De suponer es que se echó a
llorar sin consuelo, a decirle y preguntarle miles de veces el porqué, no lo
entendía, si la quería no podían dejarlo. Solo decía que había fuerzas mayores
que lo impedían, la acompañó a su casa y ahí termino todo.
Ella se sumió en una inmensa
tristeza y como intuía de donde venían las fuerzas mayores, decidió poner
espacio por medio y cambiar de vida.
Al cabo de un año, conoció a una
persona que se enamoró perdidamente de ella, le ofreció de todo y logró que
poco a poco se le fuese pasando la pena. La introdujo enseguida en casa de sus
padres y cuando su madre la conoció, le dijo eres como la princesa de los ojos
tristes. Se quiso casar enseguida y ella aceptó. Fijaron fecha de boda y cuando
las invitaciones hubo que repartirlas, no tuvo más remedio que ir a
entregársela a la familia y a él. Cuando se encontraron frente a frente le dijo
aquí está la fecha de mi boda, es un buen chico, me adora y su familia también,
pero, si tú dices algo, todo se anula. Solo dijo te deseo que seas muy feliz,
de verdad es lo que más deseo. Ahí quedó todo.
La boda se celebró y comenzó una
vida llena de avatares y aunque ella iba aprendiendo a querer a su esposo,
aquel amor no se le iba de la cabeza, cada cosa que hacía la hacía pensando en
si fuese él quien era el destinatario. No podía salir de su cabeza, pasaban los
años y la situación era la misma. A los cinco años de haberse casado, recibió
la invitación de la boda de él. No asistió a la misma como él tampoco había
asistido a la suya. Ella pensó que había tardado más en olvidarla que como
supusieran ella había tardado en olvidarlo, lo que nadie sabía es que ella
nunca lo olvidó.
Un día le avisaron por teléfono
de que había tenido un accidente y había fallecido. Sintió un dolor inmenso y
le lloró como nunca lloró a nadie.
Le consta que él no fue feliz en
su matrimonio y ella en el suyo hubo de todo, pero después de cincuenta y tres
años de aquellos hechos, sigue pensando en él, fue su primer y único amor.
PILAR MORENO 3 diciembre 2021
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