Hacer de comer es una frase que antiguamente se utilizaba con mucha frecuencia, sobre todo en nuestros ancestros.
Es una forma de expresar que hay
que hacer la comida como lo solemos decir en nuestros días. Cada provincia
suele tener sus formas y expresiones que a algunos nos choca pues a donde
nosotros pertenecemos no se diga de esa forma.
Creo que hacer de comer es una
forma de expresar que tenemos que preparar comida para nuestra familia o amigos
e incluso en un restaurante para los comensales que acudan a la hora de tomar
la comida más importante del día.
Para mí, nunca fue problema
pensar en lo que hacer de comer cuando tenía a todos mis seres queridos en casa,
siempre de un día para otro pensaba lo que iba a cocinar y a ser posible el
primer plato prepararlo el día anterior si era posible pues tenía varios
horarios de comida.
Cuando había colegios, al ir a
buscarlos a la salida a medio día, ya había que dejar todo preparado, mesa
puesta primer plato dispuesto y preparado el segundo, si había que freír carne
ir haciéndola en lo que tomaban el primero Después comenzamos a tener
diferentes horarios ahí sí que había que esforzarse en que no fallase nada.
Tenía al pequeño que cuando llegaba de trabajar, como era muy puntual, si era
cosa de cuchara, la mayoría de los días se lo tenía ya puesto en el plato, si
me demoraba, abría el frigorífico y cuando quería darme cuenta, se había comido
todo y más de lo que debía con lo que me dejaba la comida apenas sin haberla
tocado. Después se volvía al trabajo y por la noche cuando llegaba, podía
comerse un león que lo pusieran encima de la mesa.
Por el contrario, el mayor se
adaptaba muy bien al horario que tenía, al llegar de la universidad ya le tenía
preparada su comida después como era muy ayudador, recogía lo que había
ensuciado, lo metía al lavaplatos y rápido se volvía a su cuarto a seguir
estudiando. Al principio de trabajar, llegaba tarde, no comía en casa, después
de salir del trabajo se iba a la escuela pues estaba haciendo un máster y estudiando
inglés. Cuando llegaba a casa a más de las once de la noche, desde las siete de
la mañana que se había ido, cenaba rápido y se retiraba a seguir estudiando.
El padre, tampoco iba a comer a
casa, pues empalmaba un trabajo con otro. Después cuando se jubiló, daba de
comer al pequeño y luego comíamos nosotros con tranquilidad.
Ahora que desgraciadamente estoy
sola, lo de hacer de comer es algo que ni me preocupa, salgo del paso con lo
primero que se me ocurre. Los días que tengo libres, suelo guisar pues me sigue
gustando, pero hago tanto que tengo para tres o cuatro veces de cada cosa; por
eso como variado, voy sacando del congelador, cada día una cosa y si no pues,
una crema de verduras, de pollo, una sopa y después una carne o un pescado a la
plancha. Para una sola persona es fácil con cualquier cosa te arreglas.
Cómo me gustaría volver a tener
que pensar en que hacer de comer, sería señal de que tendría a todos mis seres
queridos conmigo, aunque comprendo que es lógico que cada uno esté con su
familia y el que debía estar en casa ya es imposible que esté, se fue demasiado
lejos y no puedo ni hablar por teléfono con él ni escribirle una carta pues no
me dejó el número ni las señas, creo que cuando se lo llevaron a él tampoco se
las dieron.
PILAR MORENO 8 febrero
2022
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