Comenzaré describiendo, aunque
para vosotros no sea conocido, al doctor Víctor Zafra que me hizo la
intervención de la boca, al cual le debo estar en este mundo y con unos
resultados extraordinarios. Si no me hubiese operado con tanta celeridad en
poco tiempo no puedo saber lo que hubiese sido de mi vida.
Un día acudí a su consulta de
maxilofacial y una vez habiéndome explorado el interior de mi boca, me dijo que
no le gustaba lo que observaba en ella y me iba a hacer una biopsia.
Su buen ojo clínico y nunca mejor
dicho acertó de pleno. El resultado fue un carcinoma en la mucosa yugal. Me
intervino con urgencia y gracias a su buen hacer no necesité tratamiento
alguno.
He de decir que además de buen médico
es un muchacho muy joven, con muy buena presencia, no se puede decir que sea guapo,
pero, si muy atractivo, moderno en su vestir, pantalón pitillo, zapatos
náuticos sin calcetines, camisa de vestir y encima la bata desabrochada, una
sonrisa arrebatadora, en una palabra, un “metrosexual”.
Mi segunda descripción es sobre
un compañero de muchos años de andadura. Alto, canoso, con media barba,
jubilado como todos los que acudimos al taller. Escribe historias entretenidas
y con gran sentido del humor muchas de ellas. Le tengo mucho aprecio por su
saber hacer y por lo buena persona que es.
Gran pintor, los cuadros que he
visto de él son de gran calidad o eso me parece a mí y deseo de corazón que le
vaya muy bien en ese terreno, aunque creo que lo hace por afición no por
ganarse la vida con ello. Quizás algún día, dentro de muchos años, como suele
pasar, sus cuadros sean muy cotizados y sus herederos perciban buenos
emolumentos por el valor de su obra. Ya se sabe que nadie es profeta en su
tierra y a todo buen artista no se le
reconoce hasta que no puede recibir los parabienes del público.
PILAR
MORENO 6 marzo 2023
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