viernes, 7 de abril de 2023

EL TRISTE ABANDONO

 


 

Hace muchos años, después de una comida familiar, alguien dijo que en su vida lo principal eran sus hijos. Hubo una persona que muy llena de razones expresó que era el marido, que la pareja comenzaba con dos personas y terminaba lo mimo. Error descomunal, pues eso nunca es así, siempre termina esa pareja en una sola persona, salvo accidente o circunstancia especial, como hoy en día son los divorcios o separaciones, pero para una madre, sea la situación que sea, lo primero son los hijos. Recuerdo una persona que había tenido la desgracia de perder dos hijos y siempre decía “cien maridos, antes que un hijo” y no puedo estar más de acuerdo con ella. El amor de una madre es el más desinteresado y puro que existe en el mundo, por muy enamorada que se esté del marido, un hijo siempre será un hijo.

Últimamente he leído una novela de Mario Escobar titulada “Canción de Cuna en Auschwitz” y es el más claro ejemplo de hasta dónde puede llegar el amor de una madre que, no puede abandonar a sus hijos pase lo que pase, aun siendo ella de la raza Aria y sabiendo que sus hijos por ser gitanos los van a llevar a la cámara de gas, decide acompañarlos y morir con ellos, a pesar de ella poder salvarse.

Cuando la pareja se rompe, por el fallecimiento de uno de los cónyuges, el que queda, siente una tremenda soledad y pena, aunque con el tiempo todo se va disipando, pero, ahí viene la parte triste y más dolorosa; los hijos, que con tanto amor y celo has criado, has educado y dado la posibilidad de estudiar y hacerse hombres para forjarse un futuro en el que con sus buenos trabajos no les falte de nada en la vida y puedan mantener una familia, no solo como la que tu tuviste, mucho mejor, pues están infinitamente mejor preparados. Entonces es cuando te das cuenta de que te has quedado sola o solo da igual; ellos ya tienen sus vidas formadas y tú ya no eres nada ni nadie. Si pasado un tiempo del duelo y te encuentras en buena forma todavía y te ilusiona hacer un viaje, cuando se lo comunicas te dicen como en broma “eso gástate el dinero que tienes y a ver con que pagas después la residencia”, pues está claro que es donde tienen pensado que termines tus días ya que ellos trabajando los dos no será posible que te cuiden y además no vas a ocupar una habitación que necesitan para sus hijos.

Creo que les fastidia que tengas vida propia, que seas capaz de manejarte y administrar tu vida como te plazca. Es por eso por lo que pienso que mientras se tengan fuerzas hay que vivir la vida día a día, pero sin dejar de disfrutar de lo que se pueda.

Llegado el día de los achaques, no dudan en llevarte a la residencia, que, por supuesto te vas a pagar tú, como ya te habían anunciado. Ahí sientes la verdadera soledad y que ya no eres nadie en este mundo. Cuando tus compañeros de cárcel, pues debe ser la residencia lo más parecido a un penal, te preguntan ¿no vienen tus hijos a verte? Tu con el alma desgarrada y disculpándolos como hiciste toda tu vida, contestas que no tienen tiempo, trabajan demasiado y el tiempo que les queda deben dedicárselo a sus hijos, tú ya no les necesitas y ahí estas bien, pero contestas con ironía ¿y los tuyos, tampoco se dejan ver por aquí?

Creo que es el triste final que nos espera a la mayoría de los de mi edad y que yo lo llamo el triste abandono.      

  PILAR MORENO

 

 

 

 

 

 

 

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