sábado, 7 de septiembre de 2024

SOBERBIA

La soberbia es una satisfacción y envanecimiento por uno mismo y el menosprecio hacia los demás. Una persona soberbia no admite nada de lo que los demás congéneres le digan, siempre prevalecerá su criterio, aunque sea el más erróneo y disparatado que se haya pronunciado en la vida.

Cuando una persona ha sido soberbia durante toda su vida, al llegar a la vejez y sobre todo si tiene la desgracia de caer enfermo, es una situación que no admite en absoluto y hace pagar a todo el que está a su lado lo que el cree que es problema de los demás.

Suelen arremeter contra los cuidadores, ya sea esposa, hijos, nietos e incluso empleados, contratados para hacerle la vida más fácil y llevadera.

Si han perdido el oremus como se suele decir, por un Alzhéimer o cosa parecida se sobrelleva algo mejor pues, sabes que su mente no discierne, lo bueno de lo malo, pero, lo peor es cuando sin haber perdido esa memoria, hacen pagar al que está a su lado todos sus problemas. Si se caen es porque le han empujado, otras veces no le han dado las muletas o bastones. La mayoría de las veces es tanta la soberbia que tienen que cuando están caídos en el suelo, no admiten la mano que les ayude, deben ser ellos solos los que se alcen del suelo sin ayuda de nadie, sacando a relucir esa soberbia y queriendo hacer ver a los demás que ellos son capaces de valerse por sí mismos, aunque eso les cueste estar horas tirados en el suelo.

Esas personas no me dan pena pues, están sacando a la luz lo que fueron toda su vida y los que convivían con él no querían ver, siempre tenían una disculpa hacia ellos. En la actualidad cuando se ven atacados achacan a la enfermedad lo que por esa boca sale o con los hechos que demuestran.

Es triste tener que soportar todos esos improperios y malas acciones de personas a las que, desde la más temprana juventud, has dedicado tu vida y le has tenido como un ídolo, pero, llega un momento en que los ídolos son de barro y cuando caen del pedestal se rompen en mil pedazos, sin opción a recomponerlos por mucho esfuerzo que se haga.

Pienso que por pena que dé, ellos se aferran a la vida, sin importarles lo que sea de la vida de los de su alrededor, por eso aun con la enfermedad, hay que plantar cara en determinados momentos y aclarar que no eres su esclavo y que bastante haces con aguantarlo y cuidarlo como has hecho toda la vida, aunque no haya sido recompensado con amor, cariño y buenas acciones. Ahora no es el momento de que te recrimine su estado de salud, del cual desde luego tú no tienes la menor culpa.

La enfermedad la envía Dios, pensamos los creyentes o los avatares de la vida a los que no saben cómo achacársela, pero, lo que está claro es que ni el cónyuge ni nadie de los que habiten en la casa, son culpables de la misma. Habrá quien piense que es un castigo a la vida que haya llevado, más o menos licenciosa. Es muy complicado buscar los motivos pues, nunca se han de saber, pero lo que si está muy claro es que los que habitan en su morada son inocentes de todos sus males.

 

PILAR MORENO 25 agosto 2024

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