Vieja encina, ¿cuántos años llevas enraizada junto a las mías? La vecina la
más hermosa. Tronco centenario, fértil cual vientre de mujer,
vida de innumerables ramas, colores
marrones que junto con tus hojas verde-grisáceas, hacen de ti, reina de
todos los alrededores.
Tus hijas más jóvenes, se están
hermanando con las de las mías y estáis formado una de las mejores sombras. Os
estáis unificando y eso te engrandece aún más.
Has estado coronada de flores
anaranjadas herrumbras, las que dan paso a tus magníficos frutos otoñales, los
que una vez maduros volcarás sobre la tierra, haciendo de ésta una de las
mejores tierras.
Hace ya muchos años, bajo tu sombra,
mi anciano padre, gustaba de hacer la siesta, decía que no había un sitio mejor
en toda la parcela, donde se respirase más paz y más frescura.
A tus antecesoras, los celtas las
llamaron “Kaërquez”, que significaba árbol hermoso. Sois símbolo de justicia y
fuerza. Los griegos os consideraban árbol feliz y divino. Los hispanos, desde
hace más de 2000 años se servían de vosotras como alimento durante las tres
cuartas partes del año. Los montañeses, no se nutrían de otra cosa más que de
vuestros frutos, las bellotas, que una vez secas y trituradas, se molían para
hacer pan, el cual se podía guardar durante mucho tiempo.
Sois un árbol silvestre que nace en
los montes entre piedras y terrenos duros y os hacéis más corpulentas en
tierras en donde hay agua. Sois una gran fuente de recursos en medicina. En
tiempos de hambruna, habéis sido fuente de alimento para muchas familias.
Mi querida encina, eres la Diosa y
Reina Vegetal de España por tu adaptación al medio, tu belleza, tu nobleza y tu
incansable verdor dan fe de ello.
PILAR MORENO 13-7-2013
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