martes, 9 de diciembre de 2014

ENTRE LAS RUINAS

Cuenta la leyenda, que por el verano de 1937, en plena Guerra Civil Española, unos militares andaban inspeccionando el Castillo de Albalate de Tajuña o la Torre de Albalate, también así llamada, una fortificación en ruinas que se encuentra situada en el término minuicipal de Luzaga, provincia de Guadalajara, sobre un meandro del Rio Tajuña, en un lugar en donde hace muchísimos años, se situaba la aldea que le da nombre. Su estratégica posición controlaba el paso que discurre paralelo al Tajuña entre Luzaga y Cortes de Tajuña. Consta de una torre de pequeño tamaño de planta rectangular que podía medir en torno a los 25 mc. De superficie y dos pisos de alto. Alrededor de la torre se levantaba una barbacana para protección de la torre. Tras su derrumbe parcial en la primavera de 1936 solo quedan en pie tres paredes de un torreón, aunque se pueden apreciar los restos de los cimientos del recinto en las paredes verticales del cerro en el que se sitúa. Los militares anteriormente citados, mientras hacían su inspección, creyeron escuchar un lamento, pero era más que nada un imploro de baja intensidad. En primer lugar no prestaron mucha atención, podía ser el maullido de un gato en la lejanía, pero uno de ellos, no quedándose conforme, volvió sus pasos sobre los cascotes de las ruinas y fue cuando descubrió el dramático espectáculo. Una joven de no más de dieciocho años, acababa de dar a luz ella sola en aquel inhóspito lugar. Daba pena verla, el crio entre sus piernas llorando sin apenas fuerzas y ella gimiendo sin aliento para hacerlo. El soldado que se había quedado rezagado, gritó a sus compañeros para que le ayudasen a dar auxilio a aquella pobre mujer. Con voz muy queda, cuando lograron acercarse todos a su lado, les pidió que se ocupasen de su hijo. Ellos cortaron el cordón umbilical que todavía le unía a ella, le arroparon con las faldas de la madre, ya que a ella no le volverían a hacer falta, ya que estaba desangrándose y no tenían medios de poder ayudarla, simplemente quedarse a su lado, para que al dar el paso al otro mundo no se encontrase sola. El pequeño fue llevado en brazos todo lo más rápido que pudieron a la población más cercana en donde se lo entregaron al alcalde para que pudiese hacerse cargo de su crianza y educación. Nunca volvieron a saber nada de él. PILAR MORENO 25 Noviembre 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario