No te fijes en lo que cosechas….
Solo vas a recoger lo que has sembrado.
Si lo que has sembrado ha sido bueno, el bien cosecharás, pero…
Si has sembrado vientos recogerás tempestades.
En mi pueblo cada vecino, tenía la libertad de hacer en sus
tierras lo que considerase oportuno, siempre y cuando no se saliese de las
lindes de su propiedad.
Era un pueblo muy pequeño
perteneciente a la provincia de Palencia y a lo que más se dedicaban los
vecinos era al trigo. Aunque estaban muy cerca de Santander en plena montaña,
lo que allí se sembraba era de muy buena calidad, por lo que los precios eran
bastante altos respecto a otras tierras que estuviesen más en el llano.
Había vecinos que solamente se
dedicaban a la siembra de dicho cereal y otros, por el contrario, tenían sus
tierras acotadas y en ellas dejaban que alegremente pastasen sus vacas y se
mantuviesen solamente de la buena hierba que aquellos prados daban. Había
grandes vaqueros dentro de los pocos vecinos que allí habitaban y la leche que
dichas vacas producían eran de la más alta calidad.
Después de la cosecha del trigo, era típico
quemar todos los rastrojos que por allí habían quedado para con posterioridad
pasar los arados y así poder sembrar de nuevo.
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Una tremenda desgracia, de la que el
pueblo aún después de muchos años todavía no se ha repuesto. Paulino, el
causante de aquel desastre, no tenía aseguradas las tierras y aunque algunos
otros vecinos si tenían asegurado lo suyo, le culpaban naturalmente de lo que
allí había sucedido. Después de muchas disputas y de más que palabras. Paulino
tuvo que salir del pueblo por piernas pues como suele pasar en estos sitios,
los sentimientos pueden más que la razón y lo lincharon sin piedad hasta
dejarlo casi sin conocimiento.
Su esposa le convenció de que era
mejor poner los pies en polvorosa antes de que la desgracia fuese mayor y la
pudiesen dejar viuda pues en estos casos las rencillas, suelen pasar de padres
a hijos y como en más de algún otro pueblo ha pasado, son de tal magnitud que
en algunos casos han llegado al asesinato.
PILAR MORENO 26 octubre 2016
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