En
el año 2000, recién estrenado el siglo, unos inmigrantes rumanos llegan a
España. Vienen con toda la ilusión de cambiar su vida por una mejor en nuestro
país. Un matrimonio con ganas de comerse el mundo y dos hijos a sus espaldas.
Se
colocan en donde pueden mientras arreglan papeles; en una obra el marido y la
esposa asistiendo por las casas. Los hijos pueden escolarizarlos y el hijo
aprovecha el tiempo a más no poder, quiere aprender bien el español y todo
cuanto en la escuela le enseñan, por contra la hija, la mayoría de los días no
asiste a las clases y se junta con gente de no buena reputación.
Una
vez que han obtenido los papeles, la esposa se coloca en una casa fija en un
barrio de lo mejor de Madrid, en donde está muchos años al servicio de los
señores que la tenían muy bien considerada.
El
esposo se coloca en una empresa de construcción en donde le va estupendamente.
Pasados
unos años, el hijo dice que quiere ir en vacaciones a ver a la abuela, ya mayor
en su país y los padres acceden, pero, a la hija no le dejan debido a su
comportamiento y su falta de interés por los estudios. Sin pensarlo dos veces
vende ciertas cosas por el valor del billete a su país y sin decir nada se va.
Allí claro los acoge la abuela y la niña rebelde, conoce a un paisano y la deja
embarazada. El consiguiente disgusto para abuelos y padres. El hermano vuelve a
España y ella se queda en su país con el novio y padre de la niña con el que
forman una familia. Al poco tiempo vuelve a embarazarse, tiene un niño. Como es
una persona no muy equilibrada, deja a esa pareja y vuelve a España en donde
encuentra el refugio con los padres donde le atienden a los dos niños pequeños.
Ella
no quiere trabajar ni hacer nada, simplemente salir por las noches de juerga y
gastarse lo poco que el padre de las criaturas le envía. A consecuencia de todo
esto, el padre tiene que cuidar a los nietos por las mañanas y cambiar el turno
con sus compañeros a por la tarde para que la abuela pueda seguir sirviendo por
la mañana.
Pasa
el tiempo y se vuelve a ir a su país con los niños, allí al amparo de los
abuelos vive dos años, allí conoce a otro paisano y al poco tiempo queda
embarazada de otra niña. Se vuelve a España con los niños y el nuevo padre de
la niña última. Como no tienen trabajo la familia con mucho esfuerzo les ponen
un pequeño negocio que, aunque no daba mucho dinero, lo que daba lo gastaba él
en el Casino de Torrelodones. Visto el resultado que daba la tienda, tuvieron
que cerrarla. Los familiares perdieron todo lo que habían invertido y la chica
siguió como de costumbre sin querer hacer nada y viviendo a cuerpo de rey a
costa de sus padres.
El
hermano que era muy trabajador marchó para un país del Norte de Europa, con su
esposa e hijos y llevando allí un tiempo, reclamó a la hermana y los niños para
que trabajase allí. Allí si trabaja, pero de noche y como cuando llega a casa
ya de mañana está muy cansada, se acuesta y no se levanta hasta que se tiene
que duchar para volver a ir al trabajo.
Los
niños van a la escuela, pero, son los encargados, sobre todo la mayor con
catorce años es la que tiene que poner lavadoras, hacer comidas ir a comprar
con el poco dinero que la madre les deja. Aunque en ese país la vida es muy
cara, nadie sabe que hace con lo que gana que parece ser que al cambio en euros
son como unos cinco mil.
De
la escuela le han llamado la atención porque los niños no rinden y claro está
les han preguntado la vida que tienen en su casa. Los niños se han sincerado
con los maestros y ya en octubre tuvo la abuela materna que marchar para allá a
cuidar de ellos pues, los servicios sociales se los querían quitar. Desde la
casa la abuela veía todos los días un coche que paraba delante de la casa y
observaban los movimientos de esta. La abuela tuvo que volver a España y desde
entonces no sabe nada de ellos. La madre no les deja hablar por teléfono y ella
tampoco llama a los padres y si la llaman no contesta. La abuela ha tratado de
razonar con ella y decirle que ella se los vuelve a traer a España y ella que
haga lo que quiera con su vida, que mejor están aquí con los abuelos que en un
centro de acogida. No ha consentido y solo dice que, si se los quitan mejor,
que son sus hijos y hace lo que quiere con ellos, no le importa en absoluto que
se los quiten de encima.
Si
las cosas no han cambiado, los servicios sociales tenían previsto hacerse cargo
de los niños a primeros de año. Es posible que al día que estamos, ya se los
hayan quitado. Los abuelos están destrozados pensando en sus nietos.
PILAR
MORENO 17 enero 2024
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