sábado, 2 de noviembre de 2013

EN MÍ, NO HAY DIFERENCIAS

Yo Eudosia López, no soy diferente a nadie. Soy una mujer de carne y hueso. Una persona con la cabeza en su sitio, si la tengo como todo el mundo sobre los hombros y su parte superior me la cubre una buena mata de pelo, un poco encrespado sí, pero eso no es malo, cada uno lo tiene de una forma. La cara, pues, que decir de mi cara, es como todas tiene dos ojos, eso sí se miran siempre uno a otro. La nariz, es un poco... como explicarlo, digamos que grande con una buena chepa en el centro y mi boca pues... no sé si será sensual, pero sí que la tengo llena de dientes de un gran tamaño y que si tomo un bocadillo pues, una barra de pan lo tomo en dos mordiscos. Soy una buena persona, no hago mal a nadie, mejor dicho no hago ni mal ni bien pues no hago nada. He llegado a una edad, que mi única ilusión hubiese sido encontrar un buen hombre, casarme y tener hijos, pero ya me decía mi mamá, hija con esos ojazos no te puedes fijar bien en ninguno. Todos a los trabajos a los que me presenté, me daban excusas para no contratarme y los tres que lo hicieron, me tenían encerrada en un cuarto donde no tenía contacto con nadie, solo hacía que poner sellos y colocar cartas. Nunca entendí por qué. Cuando mis papás faltaron, y al no saber a que dedicarme, decidí poner un prostíbulo, en casa claro para que todo me fuese muy cómodo ya que con la cojera que tengo, el andar desplazándome se me hace muy trabajoso. Allí no tendría que hacer gasto en mobiliario, tenía todo lo necesario, camas en abundancia, sábanas limpias y hasta un estupendo cuarto de baño. También sopesé que no tendría que hacer gastos de local y que con el nombre que le daría, tampoco pagaría impuestos, la cabeza sí que me funcionaba bien. Me anuncié en el balcón como “CASA PARA SACIAR EL HAMBRE”, y todos los clientes que acudían eran indigentes y gente que necesitaba comida, claro está que cuando les explicaba en lo que realmente consistía el negocio, quedaban extrañados y peguntaban por las chicas que hacían los servicios y al decirles que solo estaba yo, comenzaban a reírse sin parar, se mofaban de mí sobre todo decían que nunca habían visto una PUTA con un alza de 40cm. que llevo en la pierna izquierda. En fin que le voy a hacer, todo se me ha dado mal en la vida está visto que tendré que partir de este perro mundo sin haber conocido varón. Nunca lo entenderé, pues yo me miro al espejo y no veo nada diferente a las demás mujeres. MARÍA DEL PILAR MORENO – OCTUBRE 2013

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