martes, 11 de febrero de 2014

EL SOL DE LA MALVALOCA

Corría el año 1910 cuando Doña Milagros Moreno Domínguez, adquiere un terreno en el centro de Collado Villalba. Dicha señora decide construir una casa para su descanso ya que en la capital llevaba una vida muy ajetreada y licenciosa pues regentaba varios prostíbulos. Doña Milagros, que gozaba de los favores de la corte y con excelentes influencias, decide venir a esta ciudad y aposentarse en la finca que había adquirido y a la que le puso como nombre “Malvaloca”, no se sabe si este nombre tiene relación directa con la obra de los hermanos Álvarez Quintero, fechada en 1912. El personaje central, bien podía estar basado en la señora Moreno. Una finca acorde con la época, un pequeño palacete y grandes jardines por los que la citada señora acostumbraba a pasear. Gozaba tomando el sol de primavera ya que en la capital su vida transcurría en la oscuridad de la noche. No se sabe si en esta su residencia de recreo, practicaría el oficio de madame como venía haciendo desde hacía tantos años en la capital, lo que sí se puede decir es que pasaba largas temporadas en nuestra ciudad. Tras 88 años de azarosa vida, murió prácticamente en el anonimato y sus restos descansan en el cementerio parroquial del Parque de la Coruña. A día de hoy, el ayuntamiento se ha hecho cargo de dicha finca en la que está proyectado construir un teatro para goce y disfrute de los Villalbinos. Este proyecto ha debido de aplazarse debido a la crisis que nuestro país arrastra y sabe Dios cuando podrá realizarse. La Malvaloca, es un terreno ubicado en el mismo centro del pueblo con muy buenos accesos, tanto por la antigua carretera de la Coruña hoy Avda. Juan Carlos I como por la Calle Batalla de Bailén. Últimamente se le está dando uso para festejos taurinos, circenses, ferias diversas etc. Dada la explanada que contiene su recinto, es delicioso poder disfrutar de los buenos días de sol con nuestros hijos o nietos en pleno centro del pueblo y sin ningún peligro para las criaturas. Si fue un lupanar, en aquellas fechas debió ser de alto standing como ahora se estila decir. Los prostíbulos que por entonces debía haber a lo largo de la comarca supongo yo, que serían pequeñas casas, con algunos cuartos dedicados a tal fin, en los que además de un catre, a lo sumo habría una jofaina, una jarra y una toalla o trapo, para secar las partes principales del negocio después de haber sido usadas por un cliente, para dar paso a otro. En esa época era muy corriente adquirir en esos lugares enfermedades como la sífilis. A esos espacios acudían los hombres a gozar de los placeres que esas señoritas “putas” solían proporcionarles ya que en sus casas no eran capaces de obtenerlos pues sus esposas no debían saber de aquellas artes. Por otro lado lo que si ocurría con frecuencia es que a esas mismas mujeres , sus maridos les obsequiasen contagiándoles una de esas enfermedades que habían adquirido en las casas de lenocinio. Lo que si sucedía con asiduidad, es que cuando a doña Milagros se la veía pasear por las calles del municipio, sus convecinos se volvían a mirarla con deseo y siempre decían lo mismo “AHÍ VA EL SOL DE LA MALVALOCA”. PILAR MORENO – Febrero 2014

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