martes, 8 de marzo de 2016

TRABAJO DIFICIL DE EJECUTAR

La tarde se le antojó eterna, esperaba noticias y estas no llegaban, Susana había quedado en llamarle por teléfono en cuanto supiese algo pero nada, las horas iban pasando y él se iba poniendo cada vez más nervioso. De pronto sonó el teléfono, corrió a descolgar el auricular con gran ansiedad. Si dime, -a hola tía Julia eres tú, si es que estoy esperando una llamada muy importante, voy a colgar y después te llamo y hablamos un ratito- A Oscar casi le da un infarto cuando vio que no era Susana la que llamaba, seguía la incertidumbre. Cuanto más tiempo pasaba peor se iba poniendo ¿pero qué podía hacer, no sabía a dónde dirigirse? El único contacto era Susana y esta se retrasaba más de la cuenta. Olga había salido de viaje en un vuelo anterior al de Susana y habían quedado en verse en el hotel en donde se alojarían en lo que durase el reportaje. Las dos eran periodistas de una importante revista, Olga era la que hacía los reportajes gráficos y Susana las entrevistas. Susana no había podido coger el mismo vuelo que Olga, les habían comunicado a las dos por separado el viaje y ya no les fue posible tomar el mismo avión. Les encomendaron una ardua tarea en un país en el que las cosas estaban bastante complicadas. A su llegada al aeropuerto de destino, Susana fue informada de que el avión anterior había sido secuestrado con todos los pasajeros y la tripulación al completo, les habían dejado repostar y a punta de pistola les habían obligado a remontar el vuelo rumbo a un destino desconocido. En ese avión, también iban otros compañeros cámaras y realizadores pues pretendían hacer videos y un extenso reportaje de lo que allí ocurría. Con mucho desasosiego, Susana llamó rápidamente a Oscar para informarle de lo que había ocurrido y que estuviesen al tanto lo mismo él que la familia de Olga y que en cuanto le fuese posible se pondría de nuevo en contacto con él para darle toda la información pertinente. Oscar no sabía qué hacer pues no tenía nada en lo que apoyarse, simplemente en lo que Susana en breves palabras le había contado. La tarde estaba llegando a su fin y él seguía sin noticias. Después de avisar a los padres de Olga, se dirigió a la embajada para conseguir información si es que allí sabían algo. Cuando llegó, vio bastante revuelo en la entrada y preguntó lo que sucedía. No era él solo quien se había llegado hasta allí en busca de noticias de un familiar, quizás él había sido de los que más paciencia había tenido esperando la llamada de Susana. Era cierto lo que Susana le había dicho, nada se sabía del destino de aquel avión y por consiguiente de sus ocupantes. Los radares le habían perdido la pista y se temían que aquello se convirtiese en una tragedia. Todo el mundo debía estar preparado para lo peor. Esas gentes no solían tener piedad de los secuestrados. Allí pasaron horas y horas esperando noticias. Cada vez la situación se iba haciendo más tensa ¿cómo combatir aquella desesperación? ¿Qué sería de sus familiares en manos de unos desalmados? Poco a poco, las necesidades de cada uno, de descanso, aseo, trabajo les fue obligando a dejar vacio aquel lugar con la promesa de las autoridades de avisarlos en cuanto hubiese alguna noticia, realmente eran los únicos que podrían enterarse de algo rápidamente y se encargarían de todo lo preciso que pudiesen necesitar sus compatriotas. Habían pasado casi quince días de lo sucedido cuando sonó el teléfono en casa de Oscar. Era el Sr. Embajador tenía buenas noticias, su esposa junto con el resto de los pasajeros, habían sido encontrados en un desierto. Un avión de reconocimiento les había encontrado sanos y salvos, solo daban muestras de sed y hambre pues habían sido escasos los víveres que les habían dejado cuando fueron abandonados. Ahora solo quedaba poder rescatarlos y una vez efectuado el rescate hacerles un reconocimiento y a continuación si era posible repatriarlos. Peor suerte había corrido la tripulación a la que se llevaron los secuestradores con ellos, sin saber cuál sería su destino final. Tres días después Oscar fue al aeropuerto a recoger a Olga, su esposa, y a Susana que cuando vio lo sucedido, le entró pánico y decidió volver a Madrid sin hacer el trabajo que se les había encomendado. Iba a ser un trabajo muy bien remunerado pero prefirió perder esa oportunidad. Las dos comentaron que si se hubiesen quedado en aquel país, posiblemente no hubiesen podido disfrutar del dinero ganado pues igual no habrían vuelto vivas. PILAR MORENO 27 Febrero 2016

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