martes, 26 de marzo de 2024

DIFAMACIONES

Líbrenos, Dios de una difamación que esa irá con nosotros de por vida por muy bien que hagamos las cosas. Hoy día nuestra sociedad admite muchos más errores que hace décadas, pero, de todas formas, si caes en la lengua viperina de alguien ya te puedes poner a rezar porque, ese San Benito no te lo quita nadie.

En una ocasión, una mujer joven, quiso probar fortuna, marchándose de con sus padres, pues le habían ofrecido un buen trabajo fuera de su entorno. Con ganas de comerse el mundo, marchó a la ciudad en donde se lo habían ofrecido. En un principio tal y como se había propuesto, trabajó día y noche para conseguir salir adelante y no tener que recurrir a que sus padres le enviasen dinero y ella poder apañarse con lo que ganaba. Era una mujer muy tenaz y lo consiguió. Comenzaron a irle bien las cosas, pudo alquilar un pequeño apartamento y vivir de lo que ganaba con desahogo.

Ya llevaba en ese destino más de un año, cuando conoció a un nativo de esa tierra. Se enamoró de él y al cabo de un tiempo la convenció para que se casase con él. Así lo hizo, volvió a casa de sus padres para celebrar con ellos el enlace y con sus hermanos y todo parecía ir de maravilla. No hacía mucho tiempo que se había celebrado la boda, cuando el paisano, comenzó a decir que no tenía trabajo y ella le dijo que no se preocupase que por el momento y hasta que el encontrase ocupación, vivirían de lo que ella ganaba. Así fue durante un tiempo, pero, iban pasando los días y él no encontraba nada de su gusto y comenzó a maltratarla.

Ella que era una buena mujer no se quejaba de nada, pero la situación la iba superando. Fue entonces cuando conoció a un hombre que trabajaba prácticamente en el mismo sector que ella y se fueron conociendo y enamorando. Él sabía ya lo que ella estaba pasando con su marido y su unión se fue haciendo más fuerte, tanto que al poco tiempo quedó embarazada. El marido al conocer su estado se enfureció más y la sacó de su casa, la cual había ella pagado con la ayuda de sus padres. Con mucho disgusto se fue a vivir con el padre del que sería su hijo, hasta que un buen día, este desapareció. Le había dicho que tenía un viaje de negocios y no volvió.

En su estado y sin querer contar a su familia lo que le pasaba, se encontró en la calle y sin trabajo pues en su estado ya no podía trabajar como antes. Los pocos ahorros que tenía los agotó en pagar los gastos de su casa de la que el marido la había echado con lo cual ya no podía pagar la casa en donde vivía con el que iba a ser el padre de su hijo. Se vio obligada a ir a un convento de monjas en donde la cuidaron hasta dar a luz y una vez que esto ocurrió, le dijeron que la niña había muerto y la dieron en adopción.

Gracias a una de las hermanas del convento, logró enterarse de que la familia adoptante, eran los padres del que fue su novio, el cual había tenido un accidente y había fallecido en él. Ella cuando se recompuso de la pena volvió a su casa con su marido, que la aceptó a cambio de él seguir sin trabajar y seguir maltratándola como había estado haciendo anteriormente. Ella con su pena y sin saber a donde ir lo admitió y ahí comenzó otra lucha. La hermana que le había dicho quien había adoptado a su hija y que la niña no estaba muerta, la dijo en donde vivía esa familia y justo era donde vivían sus padres. Regresó a su lado diciéndoles que se iba a separar de su marido debido al trato que la daba, pero nada dijo de su hija, solamente se dedicó a buscar trabajo y a buscarla por todos los lados.

Cuando se enteró de donde estaba ya habían pasado unos años y la niña vivía feliz con esa familia que pensaba era la suya. La abuela que en este caso ejercía de madre y era más mala que la kina, comenzó a hacerle la vida imposible a ella y a su familia. Le puso una fama de lo que no había sido y logró poner a todo el mundo en su contra. Con el tiempo logró conocer a su hija y hacerle saber quien era, pero la niña ya estaba envenenada por la abuela. Aunque todo el que la conocía sabía que no era verdad todo lo que decían de ella, como dice el refrán “Difama que algo queda”.

Después de mucho tiempo y cuando la gente se dio cuenta de todo lo que había urdido la abuela era mentira, logró que su hija se acercase a ella y vivir felizmente juntas.

No podemos deslizarnos en nada, la gente es mala y en cuanto escuchan cualquier cosa sea cierta o no, la creen y cuando la comentan con otras personas, aunque estas no supiesen nada la aumentan y la ponen a su gusto con lo cual la bola cada vez se va haciendo más grande, de esta forma ha habido personas que siendo inocentes han llegado a ser condenadas.

 

                                          PILAR MORENO 25 marzo 2024

 

 

 

 

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