Hace mucho que no escucho la radio. Mi casa a partir de la jubilación de mi esposo, ya no recuerdo ni cuánto tiempo hace, solo se veía televisión. Yo que siempre la había tenido encendida y a un alto volumen, sobre todo en el chale en donde nadie me podía llamar la atención, la ponía para oírla desde cualquier rincón. Cuando él se quedó en casa, yo decidí hacer lo que siempre dije, yo me volví la mujer más ocupada del mundo. Los dos en la casa éramos casi incompatibles y el Centro el Pontón lo convertí casi en mi domicilio.
Desde que era muy pequeña y no
habiendo televisión en aquellos tiempos, escuchaba por las tardes con mi abuela
y mi madre, las novelas que radiaban en la cadena Ser, me encantaba escuchar a
Matilde Perico y Periquín. Las aventuras de Diego Valor y el Piloto del
Espacio. Por las noches creo que eran los sábados, las Aventuras del Zorro,
divertidísimas. También escuchábamos
Ustedes
son Formidables, de Alberto Oliveras. Recuerdo muy bien las voces de Juana
Jinzo, Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso. José Luis Peker y tantos y tantos locutores y
actores de aquella época.
Una vez casada y aunque ya tenía
televisión, me encantaba escuchar a Luis del Olmo por las mañanas, como también
a Iñaqui Gabilondo. En una de esas audiciones y siendo mi niño mayor muy
pequeñito, una mañana dieron la terrible noticia del asesinato de Carrero
Blanco, presidente del gobierno en aquel entonces. Fue muy duro, yo era muy
joven y aquello me sonó como si fuese el fin del mundo. Al poco rato de
escucharlo me llamó mi marido por teléfono para comunicármelo y de paso decirme
que había sido en la calle Claudio Coello, justo en la puerta de una sucursal
del banco en el que el trabajaba, en la cual estaba una compañera mía, que
entonces trabajaba allí y de la explosión salieron todos por los aires de sus
puestos de trabajo. Gracias a Dios no hubo heridos, pero si un tremendísimo
susto y la oficina hubo que cerrarla debido a los destrozos sufridos. Con el
tiempo fue rehabilitada.
Así pasaba yo mis mañanas, entre
programa y programa, por las tardes, estando ya los niños en casa, la radio
pasó a ser relegada por la tele que era lo que los peques demandaban. Cuando
vinimos a vivir al chale ya las mañanas volvieron a ser mías dentro de lo que
podía pues me pasaba el día de un lado a otro, transportando a mis hijos que si
a la estación, que si al instituto, que a la compra. Ya no era lo mismo, mi trajín
era diferente y lo que si hacía era poner música lo más alto posible ya que me
distraía mucho en lo que preparaba la comida y me disponía otra vez a salir en
busca de mis hijos y también de algún amiguito que sus padres no podían
recogerlo.
Como ya he explicado desde la
jubilación de Florencio, la radio solo pasó a ser objeto de escuchar los
partidos de futbol los domingos, cosa que a mi me desesperaba. Nunca pude con
ese sonido. Ahora que estoy sola, lo que más me gusta, es poner música, leer y
si prendo la tele la pongo en silencio pues me molesta lo que hablan y como no
hay programas buenos prefiero no escucharla. Solo veo alguna serie, pero muy
poco.
PILAR
MORENO 1 marzo
2024
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