Hace
ya casi cuatro años comenzó mi metamorfosis, no sabía lo que ocurría en la vida
de mi esposo pero, yo presentía por su comportamiento que no iban las cosas
bien, se sentía mal, pero nadie sabía decir que era lo que le ocurría, yo veía
que como una vela se iba consumiendo, fue entonces cuando, creo que por primera
vez me atreví, con educación eso sí, a llevar la contraria a un médico y
exponerle mis pensamientos que justo no eran los suyos. Fue entonces cuando le
derivó a un especialista y fue cuando comenzó la encrucijada que he vivido
durante tres años.
Fue
diagnosticado con un carcinoma de pulmón y le dieron entre seis meses y un año
de vida, entonces mi persona se convirtió en gusano de seda e iba a pocos
tejiendo el capullo. En un momento determinado, lo enviaron a un ensayo
clínico, el cual dio muy buen resultado y entonces, aunque yo no dejaba de
tejer aquel capullo, cada vez lo hacía más despacio, la esperanza me ayudaba a
tejerlo cada vez más lento, pero no por eso dejaba de pensar que en cualquier
momento aquello podía voltearse.
En
el pasado septiembre, como yo temía, ese maldito bicho llamado cáncer, pasó
silenciosamente a su cerebro, los doctores no me lo pusieron tan oscuro como al
principio del descubrimiento, pero mi intuición, hacía sentir que el capullo
debía seguir tejiéndose y aunque quería seguir haciéndolo con lentitud, en
pocos días tuve que terminarlo, casi con prisas.
El
pasado día 23 lo terminé, ahora, habiendo sufrido ya la metamorfosis, convertida
en mariposa, sola, triste, no alcanzo a saber donde he de ir a depositar los
huevos, creo que ya nunca los pondré y paciente esperaré a que llegue el día
postrero, donde las almas se juntan.
PILAR
MORENO 28 octubre 2018
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