Allá por
el año 1936 en sus principios, todo estaba muy revuelto, había muchos
comentarios de que, si podía estallar una guerra civil, pero muchos pensaban
que era un bulo, que aquello no podría llegar, llevaban ya unos cuantos años
que las cosas no marchaban bien, pero, no sería para tanto. Bien pues eso mismo
me está recordando a los tiempos que estamos viviendo, desde que estamos
confinados, ahora que tenemos a nuestro alcance, a través de las redes
sociales, mucha información, hay personas que a todo te dicen, eso es un bulo.
Pues entonces no lo fue.
Mi
relato es sobre una familia que tenían como negocio, una tienda de
ultramarinos, situada en un céntrico barrio de Madrid, entre la plaza de Santo
Domingo y la plaza del Senado o de Isabel la Católica, creo que ese era el
nombre.
Como
se había pronosticado, el 18 de julio, estalla la guerra civil. Tenía esta
familia su vivienda en la calle de Fomento y justo debajo de su casa instalan
una Checa, a la cual llevaban a todas las personas que detenían, unas con razón
y otras sin ella, pero en la cual, se torturaba y maltrataba a la gente hasta
que los llevaban a fusilar si es que antes no los habían matado de alguna
paliza.
Aquella
familia, no pudo resistir tal situación, además del miedo que suponía estar
justo encima de aquel terrorífico sitio. También de los bombardeos que había
por aquel entonces. Decidieron evacuarse de aquel piso y se cobijaron en la
tienda de ultramarinos. En la parte superior de la misma, había un cuarto
alargado que servía de almacén y allí colocaron sus enseres y colchones en
donde dormía el matrimonio con sus seis hijos. En la trastienda, había una taza
de water con su puerta y un poco mas lejos una pila grande en donde se podían
asear y a su vez servía para el servicio de cocina que allí mismo habían
montado.
Cuando
sonaban las sirenas anunciando los bombardeos, corrían hacia la cueva a
resguardarse y alojaban también a los vecinos que lo deseaban y que vivían en
aquel mismo edificio. La cueva era toda de piedra y eso les daba una seguridad
de salir ilesos.
Así
se mantuvieron hasta que en 1939 llegó el fin de la contienda.
Después
no volvieron a lo que había sido su hogar, se mudaron a la calle de Leganitos,
también en el mismo barrio, justo a la espalda de Torija que es donde estaba la
tienda de ultramarinos.
Es
un hecho real como la vida misma, es la historia de mis abuelos paternos.
PILAR
MORENO 19 mayo 2020
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