domingo, 2 de diciembre de 2012

LA CASA


 
Nacida en casa noble con oropeles y blasones, arropada desde la cuna con las mejores sedas, se había criado en un ambiente familiar y a la vez refinado. Fue educada en colegios de renombre con excelentes notas. Los estudios superiores los había realizado en Oxford y las calificaciones fueron magnificas, dignas de mención y alabanza por toda su familia, con lo cual podría llegar donde quisiera además de su apellido.
Keka como era conocida en su entorno, al regresar a España se tomó un tiempo para descansar en su país y a la espera de algún trabajo el cual debía de ser más por devoción que por obligación pues realmente el dinero no le resultaba necesario. Salía a diario con sus amigos y amigas, se divertía todo cuanto podía. Presumía de ser quien era y por ello tenía acceso a todos los saraos y fiestas de la gran ciudad. Un día unos de sus amigos le  presentaron a María, una chica muy divertida, se hicieron muy buenas amigas y por largo tiempo fueron inseparables compañeras de viaje, lo pasaban muy bien y con ella se convirtió en otra persona.
En la amplia mansión familiar había un tremendo sótano donde se guardaban todos los muebles y enseres que iban siendo renovados. Allí un día como pudo abrió un hueco en la pared a través del cual fue metiendo algunos trastos insignificantes para poder subsistir y no morir de frio en invierno y poder soportar las altas temperaturas del verano. Dicho hueco, lo tapaba con unos muebles para que nadie pudiese sospechar lo que allí detrás había. Nunca hubiese podido pensar que aquel lugar que cuando era pequeña le daba tanto miedo entrar, se convertiría en su casa. Su mala cabeza le había hecho llegar hasta allí. Cuando nadie la veía, ni tan siquiera los criados más fieles, salía de su escondite para hacer sus necesidades, asearse y robar algo de comida para ir tirando. Los únicos seres vivos con los que convivía eran las ratas del lugar.
Keka, no era capaz de presentarse ante nadie, su familia hacía tiempo que la había dado por desaparecida y nadie podía sospechar en las condiciones que se encontraba teniéndola tan cerca.  Y es que María se había comido todo el dinero que a sus padres y hermanos les pudo sacar; por eso cuando vio su gran deterioro, quiso volver a estar cerca de los suyos aunque ellos no lo supiesen y es que ese agujero sería su único cobijo hasta el fin de sus días que no estaba lejano.
Pilar Moreno

No hay comentarios:

Publicar un comentario