Allá
por tierras de Albacete, donde las navajas relucen como soles, dos hombres dos,
se pelean a muerte.
Tú
me arrebataste lo que más quería, díjole a su oponente, pero no has de burlarte
más pues voy a hacer que pagues tu infamia con esta navaja bien afilada,
dándote la muerte.
No
serás capaz, le respondió su contrincante, mía no es la culpa y tú bien lo
sabes. Solo ella es culpable pues, díjome que era moza y yo solo hice que
escucharle. Pero si quieres pelea la tendrás, pues las navajas de esta tierra,
están siempre bien afilás.
Dos
hombres de bien van a pelear por una pérfida mujer, que a los dos ha engañado
por puro placer. El marido se sentía engañado, pero el otro también.
¿Qué
motivos te dio para montarla en tu corcel?
Me
dijo que iba hacia París a su familia buscar, que ya en esta tierra no le
quedaba ná. Yo como buen gitano, le eché la buena ventura cuando ella me tendió
la mano. Nada más me atreví a hacer pues, cuando a besarla me acerqué,
amenazóme con contarle a su padre el rey de Francia, mi villanía, más un gran
escalofrío recorrió mi cuerpo y preferí dar suelta a mi cobardía.
Bien
adornada tengo la frente, más eso no te va librar de que la navaja te clave ya.
Deteneos
buen amigo que las mentiras aún son más, me dijo tener hermanos en esa capital,
cuatro no más y el que era bastardo, del Papa Cardenal.
¿Y
en el río que pasó?
Andaba
yo sofocado y en río me iba a bañar, cuando de repente subió las enaguas y
hasta el refajo me enseñó.
Y…
¿tú qué hiciste?
No
puedo contárselo señor, aunque gitano, soy hombre de honor.
Villano,
truhan, ya no puedo escuchar más, pelea como hombre, que la muerte te voy a dar
Ay,
U y, Ay, toma por canalla.
Basta
ya no puedo más.
En
lo alto de un olivo, lloran dos mujeres que a la pelea han asistido. No hay
derecho dice la una a la otra, dos buenos hombres han muerto, por cruzarse en
su camino, una mala mujer con furor uterino.
Pilar
Moreno
No hay comentarios:
Publicar un comentario